En su aparato preferido. |
Todo parece indicar que el 2011 es un año propicio para decir adiós a la gimnasia.
En la mayoría de los deportes esto ocurre después de los Juegos Olímpicos, pero algunos gimnastas veteranos han preferido despedirse antes de llegar a Londres-2012, como fue el caso de Deferr, oro en salto en Sydney-2000 y Atenas-2004, y ahora Cassina.
Siempre hice realidad mis sueños y no podía pedir nada más a este deporte, declaró al anunciar su adiós el monarca estival en barra fija en los Juegos de Atenas-2004, cuando ganó la medalla 500 de Italia en ese tipo de lides.
Se marcha así otro gran protagonista de la gimnasia artística planetaria en los últimos años, ganador también de una plata (Anaheim-2003) y un bronce (Londres-2009) en Campeonatos Mundiales, más dos bronces (Patras-2002 y Ámsterdam-2007) y una plata (Debrecen-2005) en Campeonatos de Europa.
Su última presea de calibre data de octubre de 2009, cuando alcanzó el tercer puesto en el Mundial de la capital británica, igualmente en la barra fija, y eso hacía presagiar que alargaría su despedida, pero no fue así.
La medalla en Londres me dio fuerzas en un primer momento para pensar en los Juegos Olímpicos de 2012, pero con el tiempo me di cuenta de que con esa presea me había quedado plenamente satisfecho, afirmó Cassina al anunciar la noticia más difícil de su vida.
Sus fanáticos confiaban en un regreso al podio olímpico, pues en Beijing-2008 concluyó cuarto en su especialidad favorita.
Sin embargo, desde enero de 2009 Cassina había dejado entrever su adiós, porque declaró a la cadena Eurosport que si no ganaba una medalla de calibre ese año se dedicaría a entrenar a otros.
Aquella presea en suelo británico pareció cambiar las cosas, pero en definitiva fue apenas el canto del cisne antes de morir.
UN AS DE LA BARRA FIJA
Nacido el 15 de agosto de 1977 en la ciudad de Seregno, el pequeño Igor se inclinó primero por el judo, pero con solamente cinco años ya se había mudado a la gimnasia artística, convencido por el entrenador Franco Giorgetti.
Todavía sin llegar al metro 80 de estatura y los 73 kilogramos de peso de su época de esplendor, Cassina soñaba con ser como el ex soviético Dimitri Bilozerchev, tres veces monarca estival, ocho veces olímpico y 10 de Europa.
Con apenas 17 años se convirtió en el primer juvenil en ser el campeón nacional absoluto de Italia en la barra fija, donde siempre destacó, aunque también ejecutaba bien los movimientos en el caballo con arzones, el aparato favorito de su ídolo.
Desde mediados de la década de 1990 se erigió en el principal hombre de la escuadra italiana de gimnasia artística, y para él fue todo un logro llegar a las finales individuales en Sydney-2000.
Con posterioridad a esa experiencia olímpica Cassina perfeccionó sus rutinas y entonces empezó a conquistar su bien ganado prestigio en los Grand Prix europeos, donde aparecía casi siempre en el podio.
Entre ellos estuvo el bronce en el Grand Prix de Cottbus, Alemania, en 2001, donde fue plata al año siguiente al igual que en el de París, donde logró coronarse posteriormente en 2005 y 2007.
Sin dudas su momento de mayor gloria llegó en Atenas, donde se convirtió en el primer italiano en ser campeón olímpico en barra fija, cetro conquistado con una puntuación de 9.812 unidades.
Además de sus medallas, Cassina tiene el honor de que la Federación Internacional de Gimnasia Artística (FIG) haya puesto su nombre en 2002 a un giro de una vuelta y media sobre la barra que el europeo ejecutaba con maestría.
La ejecución era un salto gigante nombrado Kovacs antes de que él le agregara medio giro, y muy pocos gimnastas se aventuran a intentarlo por su complejidad y peligrosidad.
Luego lo hizo con dos giros, pero tras un cambio de reglas perdió valor según las normativas de la FIG y Cassina dejó de utilizarlo.
Para esa decisión contribuyó también una aparatosa caída sufrida en el Campeonato Mundial de Dinamarca-2006 al tratar de completar el llamado Cassina 2, que le dejó secuelas sicológicas superadas algún tiempo después.