Por Lemay Padrón Oliveros
El velocista discapacitado surafricano Oscar Pistorius ya era famoso antes de comenzar el Campeonato Mundial de atletismo de Daegu-2011.
El solo hecho de haber logrado la marca de clasificación había aumentado su leyenda, iniciada hace tres años con su frustrado intento de convertirse en el primer atleta de la historia con una discapacidad física en competir en unos Juegos Olímpicos junto a deportistas convencionales.
En ese entonces la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) se tomó demasiado tiempo para decidir que sus prótesis de carbono y titanio no le daban una ventaja sobre el resto de atletas y Pistorius no pudo prepararse adecuadamente para lograr la marca mínima exigida.
Tampoco pudo hacerlo para el Mundial de Berlín-2009, pero su obsesión le dio frutos y el múltiple campeón paralímpico no solamente se ganó el derecho de participar en la cita del orbe surcoreana, sino que lo refrendó con un histórico acceso a semifinales en los 400 metros planos.
Cualquiera se daría por satisfecho ya con algo así, pero no "Blade Runner", quien además se dio el lujo de integrar el relevo surafricano de 4 x 400 metros y contribuir a la consecución del récord nacional (2:59.21) logrado en las semifinales de la posta larga.
Con toda lógica, para la final su puesto fue ocupado por el mejor corredor de su país, LJ Van Zyl, quien cerró a todo tren para darle a la nación africana la medalla de plata, solamente superada por Estados Unidos, dicho sea de paso, con una marca de 2:59.31, más floja que la de los surafricanos en la semi.
A sus 24 años, Pistorius intentará seguir haciendo historia en los Juegos Olímpicos de Londres-2012, aunque el Comité Olímpico Internacional (COI) aclaró que la decisión final en ese caso corresponderá a la IAAF.
Probablemente se repita la historia, y una vez más lo dejen competir en el relevo con la condición de ocupar el primer turno por el carril 1 para no poner en peligro con sus prótesis a los demás corredores cuando se accede a carril libre luego de ese tramo inicial.
Cualquiera sea el desenlace de la historia, este muchacho ya ha hecho su parte con creces, como para demostrar que la amputación de sus dos piernas cuando era un bebé de 11 meses fue solamente un episodio en su vida y no un lastre; toda una enseñanza para los discapacitados del mundo entero.
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