Por
Lemay Padrón Oliveros
Bien extraño resulta encontrar un boxeador cubano graduado de otra cosa que no sea
Cultura Física, por eso resulta toda una excepción el caso de
Pedro Orlando Reyes Ponce, quien estará de cumpleaños por estos días.
Además de excelente pugilista,
Reyes demostró dotes intelectuales al conseguir el título de
Licenciado en Historia.
Nació casi con la
Revolución cubana, el 23 de febrero de 1959 en
La Habana, otra cosa curiosa porque la capital de la
Isla aportó bastante pocos boxeadores de altura hasta mediados de los años 90 del pasado siglo.
Sin embargo, con los guantes puestos este hombre no encajaba ni en lo que se esperaba de un competidor capitalino, ni mucho menos para alguien sobresaliente en los estudios.
En seis ocasiones se convirtió en campeón nacional en torneos
Playa Girón, durante las ediciones de 1982, 1983, 1984, 1985, 1986 y 1988, en una división tradicionalmente fuerte en la mayor de las
Antillas, la de los 51 kilogramos.
A pesar de reinar en casa en 1982, sólo un año más tarde integró la principal escuadra antillana a los compromisos internacionales, y tanto fue su empeño que tuvo su mejor temporada.
En abril inició su actuación en el equipo
Cuba cuando le ganó a
Michael Collins por
RSC en el segundo asalto en el entonces tradicional tope bilateral con
Estados Unidos, y luego se coronó en la
Copa del Mundo de
Roma, entre el 17 al 22 de octubre.
Allí eslabonó victorias ante el húngaro
Janos Varadi 5-0, el búlgaro
Petar Lesov 5-0 y en la final frente al surcoreano
Yong Mo Huh 4-1.
Con anterioridad, del 14 al 29 de agosto, intervino en los
Juegos Panamericanos de
Caracas, donde derrotó en la final al dominicano
Laureano Ramírez, y también se impuso en el
Centroamericano y del Caribe celebrado en
La Habana, al superar por el oro a
Pedro Sánchez, también dominicano.
La campaña de 1984 registró el boicot de los países socialistas a los
Juegos Olímpicos de
Los Ángeles, algo que afectó a
Reyes por partida doble, pues tampoco pudo asistir a la cita de
Seúl-1988, precisamente los años en los cuales era el mejor de su división.
En ese período derrotó 5-0 a
Steve McCrory en el tope bilateral con
Estados Unidos en febrero y luego se coronó en
La Habana durante los
Juegos de la Amistad, paralelos a los de
Los Ángeles.
Fueron convincentes sus éxitos contra
Yuri Vilishchuk (
URSS) por
RSC en el tercer asalto,
Ivan Filchev (
Bulgaria) en semifinales 5-0, y por no presentación en la final a
Zbigniew Raubo (
Polonia).
Al año siguiente consiguió los primeros puestos a domicilio, pero en la arena internacional solamente compitió en la sexta edición de las
Espartaquiadas de los Ejércitos Amigos, en
Polonia, donde superó a
Valentin Dymitrov (
Bulgaria) por decisión unánime.
1986 lo vio regresar victorioso de los
Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en
Santiago de los Caballeros, donde derrotó a
Eduardo López (
Panamá) con un contundente fuera de combate en semifinales, y al dominicano
Ramírez por 4-1 en la lucha por el oro.
Sin embargo, lo mejor de ese año, y de su carrera, fue su actuación en septiembre durante el
Campeonato Mundial de Reno, Estados Unidos.
Allí dejó en el camino al soviético
Beybut Eszhanov y al italiano
Andrea Manía por 5-0, al húngaro
Varadi 4-1, y al venezolano
David Grimán 5-0 por el título.
No obstante, meses después no pudo ganar el
Playa Girón y llevaron a
Adalberto Regalado a los
Juegos Panamericanos de
Indianápolis-1987, pero tras triunfar allí el pinareño perdió en la
Copa del Mundo de
Belgrado en su primera salida.
Mientras,
Reyes se coronaba en el torneo centroamericano de
Costa Rica al superar en la final a
Andy Agosto (Puerto Rico), y en este tipo de lides volvió a triunfar 12 meses después, cuando
Cuba llevó a su principal equipo a
Guatemala.
Además venció por puntos a
Arthur Jonson en el duelo con los estadounidenses, efectuado en
Atlantic City en abril, únicos topes de alcurnia del boxeo cubano en esa temporada, al cancelarse la asistencia a
Seúl-1988.
Otro punto culminante de su carrera le esperaba en 1989, después de llevarse la medalla dorada en la VII
Espartaquiada de los Ejércitos Amigos con una sonrisa por votación unánime ante
Kim Jon Cho (Surcorea).
MUNDIAL DE MOSCU, INJUSTICIA SOBRE EL CUADRILATERO
Llegó el
Mundial de
Moscú-1989 y todo pintaba bien para el púgil capitalino. Primero superó a
Lionell Odom (Estados Unidos) 17-11, luego a
Nicolae Aliuta (Rumanía) 33-14, a
Vedat Tutuk (Turquía) 23-3, y a
Krzysztof Wróblewski (Polonia) 14-1 en semifinales.
Yuri Arbachakov (Unión Soviética) era su rival en la disputa por el cinturón máximo, y muchos daban al cubano como favorito, aunque su contrario competía en casa.
El europeo comenzó delante en las boletas, pero poco a poco el caribeño fue imponiendo su boxeo agresivo y provocó la retirada de su contrario.
Sorpresivamente el árbitro principal consultó a la mesa presidencial y entonces vino lo impensable: el triunfo recayó en el atleta local porque cuando se detuvo el pleito iba delante 18-17, primera y única vez en que se aplicó esta disposición.
Gracias a decisiones como esas, la entonces
Unión Soviética se llevó el primer lugar por puntos, destronando a la mayor de las Antillas por primera ocasión en ese tipo de lides, y
Reyes, afectado notablemente en lo anímico, decidió colgar los guantes.
Desde entonces se aplicó a los estudios hasta hacerse
Licenciado, y actualmente disfruta de los éxitos de su hijo
Rudy, integrante del equipo
Cuba de béisbol y de la selección de
Industriales.