jueves, 26 de noviembre de 2015

Vergüenza en el Bernabéu

Por Lemay Padrón Oliveros 

Deberían irse los dos.
Anoche soñé que Rafa Benítez se montaba en un globo y desaparecía como Matías Pérez. Nunca he leído nada sobre interpretación de los sueños, pero estoy seguro de que no le deseo mal a Rafa, fue apenas un efecto secundario de la pésima imagen dejada por el Real Madrid en el Superclásico contra el Barcelona.
Las sensaciones no eran buenas, porque pese a que ganaba, no convencía este Madrid, como otros conjuntos dirigidos anteriormente por este mismo entrenador. Esta vez Keylor Navas no pudo obrar el milagro de mantener su arco en cero, y el resultado fue un baño de fútbol de parte de un Barcelona que se vio más suelto en el Santiago Bernabéu que en campos aparentemente menos complicados.
Prácticamente nada funcionó en las filas blancas, y lo poco que destellaba, como James Rodríguez, fue sacado del campo por Benítez, cuando quien vivía la peor de sus tardes era Raphael Varane, errático en los pases e inseguro en las coberturas, hecho un manojo de nervios.
Ni siquiera la delantera madridista pudo aprovechar alguno de los varios despistes de Gerard Piqué, para al menos maquillar el resultado. En fin, desastre total.
Por los ganadores, brillante la delantera de Neymar y Luis Suárez, como ha sido a lo largo de las dos campañas que llevan juntos, al punto de que no se extrañó la presencia de Lionel Messi, quien se sumó para la foto cuando el panorama estaba 3-0, pero cada vez que tocó la pelota fue para evidenciar su falta de forma, luego de tanto tiempo sin jugar de manera oficial.
A Luis Enrique le salió a la perfección la maniobra de dejar en el banquillo a los delanteros naturales que suplen a Messi para completar el tridente con Sergi Roberto, quien desgraciadamente verá detener su progresión cuando el argentino regrese y esté en forma Rakitic, porque el resto es inamovible.
Eso mismo le falta al Madrid, decir hoy por hoy cuál es su alineación titular, porque las lesiones no han permitido consolidar ninguna, y las utilizadas no han dejado tampoco satisfechos a casi nadie. Ay, Ancelotti, ¡como se te extraña!

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Copa Federación de tenis: Pliskova, de cenicienta a princesa



Por Lemay Padrón Oliveros

De niñas, prácticamente no existe mujer que no sueñe con ser una princesa, y ese anhelo forma parte de casi todos los juegos infantiles en los que participa.
   Posteriormente los golpes de la vida la van poniendo en lugar, pero a veces se dan historias que se acercan a lo que hubiera sido reinar al menos por un día, y eso lo vivió la tenista checa Karolina Pliskova el pasado fin de semana.
   Suplente de lujo al ocupar el undécimo escalón en el listado universal, Pliskova no pensó que sería tan decisiva en la final de la Copa Federación ante la potente Rusia.
   Sin experiencia en años anteriores, la nacida en Louny, una pequeña población de menos de 20 mil habitantes perteneciente a la región de Ústí nad Labem, vivía a la sombra de la experimentada Lucie Safarova, protagonista en las tres coronaciones de República Checa en los cuatro años anteriores.
   No obstante, quiso el destino que Safarova, novena del ranking mundial, arrastrara problemas en su muñeca desde el Abierto de Estados Unidos y por eso fue reservada para jugar solamente los dobles, aunque tampoco pudo finalmente salir a la cancha en el decisivo enfrentamiento por parejas.
   Las cosas no empezaron bien para Pliskova, pues perdió el sábado en su debut contra Maria Sharapova, quien había dejado la eliminatoria 2-1 a favor de Rusia tras imponerse a la primera raqueta checa Petra Kvitova, sexta en el escalafón planetario.
   Sin embargo, una jornada más tarde la jugadora de 23 años se hizo gigante en el principal certamen por naciones del deporte blanco para damas al sumar los dos puntos que permitieron a su país conservar el cetro tras vencer en individuales y en dobles.
   Primero se impuso 6-3 y 6-4 a Anastasia Pavlyuchenkova, y apenas unos minutos más tarde formó pareja junto a Barbora Strycova, para derrotar a Pavlyuchenkova y Elena Vesnina por 4-6, 6-3 y 6-2.
   Tras perder en esa primera manga ante el dueto ruso, que se conoce desde 2010 y es habitual en la Copa Federación, parecía que al fin Rusia levantaba su primer trofeo desde 2008, con Sharapova en plan de estrella en su primera final.
   Pero de ahí en adelante levantaron las anfitrionas, permeadas con el ímpetu de la novata Pliskova, y las rusas fueron a remolque, incapaces de descifrar los potentes remates que venían de la cancha contraria.

UNA TEMPORADA AGOTADORA
  
Pliskova no llegaba en su mejor momento anímico tras perder en Zhuhai, pero su talento incontestable se vio premiado ante los 13 mil aficionados reunidos en la Arena O2 de Praga, como colofón a una temporada de una intensidad casi sobrehumana.
   Prácticamente sin descanso desde enero hasta ahora, la rubia de ojos azules solamente fue capaz de alzar el título en el Abierto de Praga, pero llegó a otras cuatro finales del circuito, en diferentes superficies, y aprovechó la Copa Fed para ganar experiencia.
   Al menos así pensaba la chica cuando dio el sí en cuartos de final y ganó par de veces ante Canadá, pero lo ocurrido en la final ni ella misma lo esperaba.
   “No tengo palabras, es algo increíble”, repetía la Pliskova luego de su sorprendente actuación dominical, tras desear algo similar también en individuales para la próxima temporada, cuando será mucho más seguida.
   La República Checa mantuvo así su buena racha como local en Copa Federación, pues no pierde una eliminatoria en su territorio desde 2009 y ha ganado cuatro títulos de los últimos cinco disputados (2011, 2012, 2014 y 2015).
   Como curiosidad, por primera vez en la historia del torneo, todo el equipo de árbitros estuvo formado exclusivamente por mujeres, con la británica Clare Wood a la cabeza, asistida por compañeras de Inglaterra, Suecia y Serbia.

martes, 24 de noviembre de 2015

Argentina y Colombia, urgidos de mejorar para estar en Rusia-2018

Por Lemay Padrón Oliveros 

Casualmente fueron rivales en la más reciente fecha, pero tanto Argentina como Colombia deberán mejorar mucho sus actuaciones para estar en la venidera Copa Mundial de Rusia-2018.
Apenas una victoria en cuatro salidas no se corresponde con la calidad y profundidad de las nóminas de ambos planteles, de los más brillantes en el pasado Mundial de Brasil-2014.

Sin poder contar todo el tiempo con sus principales figuras, Lionel Messi y James Rodríguez, ambos equipos han sufrido en sus salidas iniciales, y tendrán que mejorar mucho para cuando se retomen las eliminatorias, en marzo del próximo año.

En la otra punta de la madeja está Ecuador, de pobre actuación en suelo brasileño, pero que al parecer le ha tomado el pulso exacto a las eliminatorias, pues para la pasada cita también se clasificó sin sobresaltos y de momento es el único con actuación perfecta.

Con el mejor balance ofensivo (nueve goles a favor y solamente dos en contra), de manera idéntica a Uruguay, los ecuatorianos han entendido a la perfección las indicaciones del argentino nacionalizado boliviano Gustavo Quinteros, a quien no lo comprendieron cabalmente en su país de acogida cuando los dirigió de 2010 a 2012.

Pero así es el fútbol, tuvo que hacer las maletas hacia Ecuador, y allí de momento vive el momento más dulce de su carrera en los banquillos, al brillar primero a nivel de clubes, y ahora con la selección.

Sin mostrar su mejor cara todavía, Brasil y Chile se encuentran actualmente en zona de clasificación, donde también aparecen Uruguay y Paraguay, lo cual promete una lucha encarnizada por los cuatro boletos y medio de la región, como ha sido casi siempre en la considerada eliminatoria mundialista más difícil del planeta.

De momento el único que parece eliminado es Venezuela, con cuatro fracasos consecutivos, pero esto apenas comienza, y como hay tanto tiempo para preparar la siguiente fecha, otra pudiera ser la cara de cada protagonista.

domingo, 22 de noviembre de 2015

¿Para qué jugarán Artemisa y Cienfuegos?

Por Lemay Padrón Oliveros 

En un país bloqueado económicamente, que cuenta centavo a centavo cada erogación, ya sea para resolver problemas sociales, deportivos, medicinas, insumos y hasta lo más mínimo, llama la atención que se gaste dinero en cosas que aportan poco a nada.
Me refiero específicamente a la celebración de los juegos pendientes de la primera fase en la actual Serie Nacional, entre los cuales está incluida toda una subserie entre Artemisa y Cienfuegos, dos equipos ya sin opciones de avanzar a la siguiente instancia.
Con tantos problemas por resolver en este país, la verdad no puedo entender cómo se destinan recursos que por muy pocos que fueran (no me parece nada desdeñable el traslado y alojamiento de unas 40 personas por al menos dos noches), pudieran emplearse hasta para comprar más pelotas, para no hablar de tapar un bache en una calle.
Es cierto, con eso no se resuelve un gran problema, pero al menos es algo útil que agradecerán quienes viven en ese entorno, mientras que la celebración de estos encuentros probablemente no siente bien ni a los propios protagonistas, que ya pudieran estar pensando en sus vacaciones, o soñando con ser escogidos como refuerzos.
Si no deciden nada en la clasificación, pues los cienfuegueros no podrán avanzar más allá del puesto 12 que ocupan actualmente, ni los artemiseños del 14, ¿qué sentido tiene celebrar esta subserie, en una temporada ya de por sí afectada en sentido general por la ausencia de varios jugadores importantes?
En cuanto a los lideratos individuales, que cerrarán luego de la segunda fase, tampoco tiene suficiente peso tomar como justificante que Yohandry Urgellés, José Ángel García y Juan Miguel Soriano (los únicos de esas dos novenas entre los primeros en lideratos positivos) podrían ampliar sus números, pues seguramente serán escogidos como refuerzos, y tampoco nadie garantiza que jueguen esos tres choques.
Honestamente, Cuba no está para gastar dinero en algo que tan poco va a aportar desde todo punto de vista.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Benítez vive su primera crisis en Madrid


Por Lemay Padrón Oliveros



Al firmar ante la vista del emperador Florentino Pérez, Rafa Benítez sabía que enfrentaba el mayor reto de su ya notable carrera como entrenador de fútbol. Olvídense del título en la Liga de Campeones con el Liverpool inglés, este era el momento que siempre esperó, para guiar al equipo de sus amores: el Real Madrid.

Su llegada tuvo poco de ideal, pues implicaba la salida del italiano Carlo Ancelotti, quien consiguió para la Casa Blanca del fútbol el premio más añorado: La Décima, que se resistió por más de una década antes de ir a reposar a las vitrinas del estadio Santiago Bernabéu.

Si esto fuera poco, su estreno fue más que mediocre, con un empate sin anotaciones ante el débil Sporting de Gijón…pero el torneo acababa de comenzar. Luego, San Keylor Navas mediante, se mantuvo invicto tanto en la Liga como en Europa, a pesar de que el juego del conjunto merengue distaba mucho del mostrado a las órdenes de Ancelotti.

De alguna manera, se ha tenido paciencia con Benítez porque no son pocas las bajas sufridas por los madridistas en estos inicios de temporada, pero la derrota sufrida el pasado domingo en Sevilla prendió los focos rojos, y disparó la primera crisis para el técnico formado en las filiales capitalinas.

Su prueba de fuego, nadie lo duda, será el Superclásico contra el Barcelona cuando se reanude la Liga, el próximo día 21, pero de haber llegado igualado en puntos con el plantel catalán, como se esperaba, quizás le hubieran dado más margen al error. Tal como están las cosas, no creo sea el caso.

Ocurre que los equipos grandes no se conforman solamente con ganar, también es importante jugar bien, mandar sobre el campo, imponer respeto, y de eso ha habido bastante poco en el Real Madrid durante esta campaña, con victorias muy sufridas contra el París Saint Germain y el débil Las Palmas en sus choques previos al del Sevilla.

Los aficionados del club blanco prefieren en ocasiones perder jugando bien, que ganar jugando mal, como se demostró cuando llevaba las riendas del primer equipo el italiano Fabio Capello, dueño del récord Guinnes de haber sido despedido dos veces, al cierre de las temporadas 1996-1997 y 2006-2007, pese a ganar la Liga en ambos casos. Son campanas a las cuales debería prestar oído Benítez, si no quiere repetir la historia (suponiendo que gane algo jugando así).

viernes, 20 de noviembre de 2015

Premier 12: Hasta aquí llegamos



Por Lemay Padrón Oliveros

Malos augurios llevaba el equipo cubano en el Premier 12. Las victorias, más angustiosas no podían ser (todas por una carrera, y el colmo fue vencer agónicamente a Italia 2x1), y las derrotas, bastante amplias (la más cerrada por tres carreras).
El corrido de bases estuvo entre lo peor de Cuba, con pifias en todos los desafíos, incluyendo el último, de vida y muerte contra Surcorea, cuando un corredor lento como Osvaldo Vázquez se mandó para tercera perdiendo por cinco carreras, y malogró lo que hubiera sido una mejor entrada para la tanda caribeña.
También salieron a relucir las incongruencias en el manejo del pitcheo. Primero, el no abrir con un zurdo ante Canadá, y luego la sobreexplotación de Liván Moinelo, criticado desde el día inicial por haber sido dejado hasta el cansancio. Con 13 pitchers en el staff, no había necesidad de que el pinareño lanzara 120 envíos en aquel duelo.
Se acabó el Premier para Cuba, y Yoalkis Cruz y Jonder Martínez no fueron utilizados sino hasta esta segunda fase, con Cuba debajo por tres carreras. Si no era para abrir este choque, no sé para qué los guardaron, porque en malas condiciones no debieron estar cuando fueron llevados en la nómina.
El peor momento de Cuba en cuanto a dirección fue contra Taipei, en esos dos últimos episodios donde nada salió bien, ni la defensa (pasar de nuevo al segundo para enfrentar el mejor bateador taipeiano), ni el pitcheo (quitar a José Ángel para traer a Danny Betancourt en vez de a un zurdo), ni la ofensiva (traer a un hombre de fuerza antes de tiempo), en buena medida por esas erradas decisiones, o porque se trastocaron las señas (robo de base de Alarcón).
La pelota es impredecible, si no que se lo digan a México, que armó una banda a última hora, sin entrenamiento previo, y se coló entre los cuatro grandes; pero cuando las cosas no se hacen bien, es muy difícil llevarse las victorias, incluso sufriendo, como fue el caso.
No es que toda la culpa sea del cuerpo de dirección, pero este equipo tenía para más, y si se corre mal o se maneja erradamente el cuerpo de lanzadores, todo se pone cuesta arriba cuando la ofensiva, una vez más, deja que desear.