Deberían irse los dos. |
Las
sensaciones no eran buenas, porque pese a que ganaba, no convencía este Madrid,
como otros conjuntos dirigidos anteriormente por este mismo entrenador. Esta
vez Keylor Navas no pudo obrar el milagro de mantener su arco en cero, y el
resultado fue un baño de fútbol de parte de un Barcelona que se vio más suelto
en el Santiago Bernabéu que en campos aparentemente menos complicados.
Prácticamente
nada funcionó en las filas blancas, y lo poco que destellaba, como James
Rodríguez, fue sacado del campo por Benítez, cuando quien vivía la peor de sus
tardes era Raphael Varane, errático en los pases e inseguro en las coberturas,
hecho un manojo de nervios.
Ni siquiera
la delantera madridista pudo aprovechar alguno de los varios despistes de
Gerard Piqué, para al menos maquillar el resultado. En fin, desastre total.
Por
los ganadores, brillante la delantera de Neymar y Luis Suárez, como ha sido a
lo largo de las dos campañas que llevan juntos, al punto de que no se extrañó
la presencia de Lionel Messi, quien se sumó para la foto cuando el panorama
estaba 3-0, pero cada vez que tocó la pelota fue para evidenciar su falta de
forma, luego de tanto tiempo sin jugar de manera oficial.
A
Luis Enrique le salió a la perfección la maniobra de dejar en el banquillo a
los delanteros naturales que suplen a Messi para completar el tridente con
Sergi Roberto, quien desgraciadamente verá detener su progresión cuando el
argentino regrese y esté en forma Rakitic, porque el resto es inamovible.
Eso
mismo le falta al Madrid, decir hoy por hoy cuál es su alineación titular,
porque las lesiones no han permitido consolidar ninguna, y las utilizadas no
han dejado tampoco satisfechos a casi nadie. Ay, Ancelotti, ¡como se te
extraña!
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