Por Lemay Padrón Oliveros
Gran regocijo debe haberse sentido en buena parte de las naciones
centrocaribeñas con el anuncio esta semana del Comité Organizador de los Juegos
Olímpicos de Tokío-2020, que propuso oficialmente el regreso del béisbol a las
citas estivales.
Ha sido un tortuoso camino iniciado desde diciembre
de 2012, cuando la Federación Internacional de Béisbol (IBAF, siglas en inglés)
decidió fusionarse con la de softbol para crear la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol
(WBSC) en aras precisamente de conseguir el añorado retorno
a las citas estivales.
El
béisbol tuvo su debut oficial en Barcelona-1992 y se mantuvo en el calendario
hasta Beijing-2008, mientras que el sóftbol comenzó en Atlanta-1996 y también
fue sacado del listado oficial tras la versión de 2008, única ocasión en que no
triunfó un país panamericano en ambas modalidades.
Como béisbol/sóftbolcuentan como un solo deporte
al proponer el primero para hombres y el segundo para mujeres, y eso les ha
ganado el visto bueno del Comité Olímpico Internacional (COI). Según
informaron las autoridades niponas, las novedades supondrían la participación
de 474 deportistas más, sin afectar el límite establecido de 10 mil 500
atletas, y en el caso de béisbol/sóftbol sería con solo seis equipos por
modalidad.
Esto presupone desde ya una preocupación por
la repartición de las cuotas, porque el criterio de representatividad del COI
conspira contra la calidad del torneo, en un deporte cuya fuerza está
concentrada fundamentalmente en Asia y el área panamericana.
De entrada, Japón tiene segura su cuota por
ser la sede, y de las cinco restantes, casi seguras serán para Suráfrica,
Australia, Italia/España y Surcorea/Taipei si se distribuyen por criterio
geográfico, lo cual supondría una terrible lucha por el cupo restante en
América.
Por el contrario, si se hace en base a la
calidad, seguramente predominarán las naciones de este lado del mundo. Bonito
dilema para la WBSC, el COI y los propios organizadores, que se beneficiarán con el tradicional
fervor beisbolero de los nipones.
OTRAS PROPUESTAS
La
posibilidad que ofrece a la sede de que proponga nuevos deportes permitió a
Tokío-2020 sugerir hasta cinco disciplinas, que completaron con el kárate, el
surf, el skateboard(patineta) y la escalada.
Los organizadores hicieron su selección entre una lista de ocho aspirantes
donde también estaban squash, wushu y bolos, aunque se esperaba solamente un
par de novedades como máximo.
Estas propuestas deben ser ratificadas en la Asamblea General del COI el año
que viene, cuando se reúna en vísperas de los Juegos de Río de Janeiro-2016.
La supuesta aprobación de
esta lista supondría la mayor renovación del programa olímpico en varias
décadas, pues desde que el triatlón y el taekwondo debutaron en los Juegos de
Sydney-2000, los cambios han sido mínimos.
Por ejemplo, en Río-2016
serán solamente dos las disciplinas novedosas: el golf y el rugby a siete.
De los nuevos deportes, el surf y la escalada añadirían 40 deportistas cada uno
(20 hombres y 20 mujeres), el skateboard 80 (20/20 de calle, 20/20 en parque
cerrado), el kárate 80 (10/10 en kata, 30/30 en kumité) y el béisbol/sóftbol
234 (144/90).
La escalada deportiva consistirá en competiciones en ambos sexos donde se
combinarán las técnicas de escalada lateral en muros o rocas de hasta ocho
metros de altura, velocidad y apertura de vías, mientras que el surf contará
con pruebas masculina y femenina en la categoría de shortboard
(tabla corta).
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