Por Lemay Padrón Oliveros
Las
reglas están ahí, en blanco y negro y bien claras. Pero como mismo un árbitro
ya no saca casi nunca roja directa a un portero que comete un penal, porque lo
estaría castigando por partida triple, se debe sopesar muy bien la situación de
cada juego para no caer en extremismos.
Sucedió
este martes en el duelo Industriales-Matanzas, jugado como si fuera una
postemporada, como debieran jugarse todos los desafíos de esta fase donde cada
derrota puede ser fatal. Matanzas tenía las bases llenas y, según el árbitro
principal del encuentro, Jorge Luis Pérez, el lanzador Armando Balaguer se
demoró ex profeso.
Sí,
porque solamente interpretando la demora como intencional se acepta que se le
decrete balk cuando hay hombres en base, pues según otra regla, un poco
contradictoria, cuando existen hombres en circulación no se le puede decretar
bola a un lanzador por demorarse en realizar su envío. O sea, no se le puede
decretar una bola, que a lo mejor no tiene consecuencia, y sí un balk, que
automática le da una base más a cada corredor. Esto es un poco paradójico, pero
en fin, es la regla.
El
resultado fue que se decretó la violación, y los yumurinos se pusieron delante
6x5, o sea, lo que entró no fue una carrera cualquiera, sino una que pudo
decidir el choque. Por suerte los matanceros ganaron luego de manera
irrefutable, pero vale la alerta para futuros encuentros.
Como dice
el viejo chiste de locos: ¡Hay que tener pulmones! ¿Cómo se le ocurre al
árbitro tomar una decisión como esa, en un momento tan álgido? Al menos, debió
advertir al lanzador y al manager de lo que estaba sucediendo, DE MANERA
EVIDENTE, que lo viera todo el mundo, antes de tomar esa decisión.
Todos los
contextos no son iguales, y aunque lo respalde el reglamento, la peor pesadilla
para cada imparcial debe ser decidir un juego, y este tipo de decisiones pueden
hacerlo. No se trata de dejarse mangonear por un pitcher, simplemente con hacer
la advertencia se hubiera evitado todo el revuelo, porque Pérez se hubiera
eximido de responsabilidades y las críticas irían hoy para el lanzador o el
manager.
Lo que me
niego a aceptar es que haya algo más detrás, porque este fue el mismo árbitro
que expulsó a Vargas en la pasada Serie (por interpretar que le estaba
protestando los conteos al dirigirse a su receptor), en aquella acción que
incluso conllevó una carta pública del mentor, y en una entrada anterior le
quiso negar al DT capitalino el derecho de ir a preguntarle por un reclamo de
su par yumurino. Ojalá todo haya sido nada más una cuestión de apreciación.