viernes, 3 de octubre de 2014

Pitcheo especializado, vital en el béisbol moderno


Por Lemay Padrón Oliveros 

Los primeros compases de la Serie Nacional de béisbol número 54 han ratificado una verdad que ya debía ser de Perogrullo: la especialización del pitcheo es vital para poder aspirar a las victorias en la pelota moderna.
Cuando un torneo es parejo, como debe serlo cualquiera que aspire a ser considerado importante, la labor del bullpen cobra mucha mayor importancia, porque casi todos los partidos se deciden por pocas carreras y se hace vital preservar cada victoria.
El transcurso del actual torneo viene por ese camino, con una gran cantidad de partidos salvados, y la gran mayoría decididos por estrecho margen, salvo muy pocas excepciones, y los que están arriba son precisamente los que mejor han manejado (y organizado) a sus lanzadores de atrás.
En este sentido, muy estimulante resulta ver en este grupo a Guantánamo y Granma, que tradicionalmente no han sido demasiado respetuosos con la labor de los serpentineros, y lo mismo los utilizan para abrir que para cerrar.
Independientemente de que los resultados marcan las decisiones de los cuerpos técnicos, un viejo refrán censura el hecho de asegurar pan para hoy y hambre para mañana. En estos casos, ni siquiera han podido asegurar el pan suyo de cada día, y todavía buscan avanzar por primera vez a la segunda ronda luego de implantada la actual estructura.
Todos los equipos no tienen la misma calidad en su cuerpo de tiradores, pero los técnicos deben distribuir bien sus fuerzas porque de nada vale concentrar la pólvora en los primeros episodios, si luego los de atrás lo echan todo por la borda. Ejemplos recientes sobran.
En este campeonato, salvo Matanzas (2.39 por 3.38) y Guantánamo (4.55 por 7.36) el resto de los conjuntos que están arriba presentan mejor o similar labor de los relevistas que de los abridores en cuanto a Promedio de Carreras Limpias.
Pese a este dato llamativo de los del Guaso, su bullpen no ha cargado con ninguna de sus derrotas y ha aportado dos victorias y tres salvamentos, por lo que ha intervenido en sus cinco éxitos.
Lo más importante, a mi criterio, es que las urgencias por los éxitos no alteren constantemente el rol determinado a cada serpentinero. Nadie puede permitirse perder demasiados juegos y poner en peligro el avance a la segunda ronda, pero que las culpas no las carguen los mártires de la lomita trabajando indiscriminadamente lo mismo como abridores que como relevistas. Hacer ajustes es una cosa, improvisar otra muy distinta.

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