Por Lemay
Padrón Oliveros
El mal
paso de Santiago de Cuba es una de las notas llamativas del presente Campeonato
nacional de béisbol. No es que lo viéramos como líder de la clasificación ni
mucho menos, pero realmente el sótano no se hizo para un equipo de su
relevancia.
Jamás una
novena santiaguera estuvo en puestos tan modestos de la tabla de posiciones, y
en esto a mi juicio tiene muy poco que ver la actuación del técnico novato
Evenecer Godínez.
Este
martes el extorpedero perdió un juego casi ganado ante Industriales, pero si yo
hubiese estado en su sitio hubiese hecho exactamente lo mismo en cuanto al
manejo del pitcheo: sacar al abridor Alaín Delá cuando ya estaba próximo a los
90 lanzamientos y le acababan de abrir el noveno episodio con doblete, y luego
extraer al relevista novato Orlando Barroso, luego de llenar las bases y
permitir el descuento de los Azules, para traer a uno de sus serpentineros más
experimentados: Alberto Bicet.
Las cosas
no salieron bien, pero no por eso debemos hacer leña del árbol caído. Es muy
fácil criticar cuando las jugadas salen mal, pero a la hora de tomarlas es
cuando debemos tomar postura, no cuando se ve su efectividad o no. Bicet no
entró con dominio de la zona de strike (hasta le ayudaron cantando a
su favor una bola en la llamada Esquina de Tejas), y recibió el imparable
decisivo de Irait Chirino que dejó al campo a las Avispas.
Ahora
bien, reitero, a mi juicio no es del manager la responsabilidad por el mal paso
del conjunto. Un plantel que ocupa el lugar 13 en carreras anotadas y el 12 en
impulsadas, además del séptimo en ponches recibidos, no aporta demasiado a su
depauperado pitcheo, porque aunque sus averages de bateo, sluggin y embase sean
buenos, se encuentran inflados por la actuación individual de tres hombres:
Alexei Bell, Reutilio Hurtado y Maikel Castellanos.
A la
defensa aparecen como los cuartos con más errores, en el lugar 13 del promedio
y con más bases robadas que hombres capturados por sus receptores y apenas 13
doble plays, los que menos han facturado en el campeonato.
Así no se
puede ayudar a un cuerpo de serpentineros que tolera el cuarto mayor average
rival con el quinto peor Promedio de Carreras Limpias. Sus abridores están
mucho mejor, por debajo de la media de la Serie en ambos indicadores, pero sus relevistas
son ampliamente los peores de Cuba en estos importantes guarismos.
De sus 11
derrotas, tres han sido por solamente una carrera de diferencia, y otras dos
por dos, más costosas aún en una Serie tan corta. Por eso, hasta que la tropa
indómita no tenga un bateo más oportuno, una defensa más hermética y un pitcheo
de relevo al menos aceptable, Godínez no podrá respirar tranquilo, a menos que
se aprenda algún truco de magia.
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