Esta semana un amigo me abordó para comentarme sobre los topes en México de la preselección cubana que se prepara para el III Clásico Mundial de béisbol.
Estaba muy inconforme porque el nivel enfrentado por los cubanos estuvo bastante por debajo de lo esperado, y no le falta razón.
El tope apareció de último momento (primero se habló incluso de Panamá), y en un principio se dijo que era contra equipos de la Liga profesional mexicana, pero en realidad fue contra universitarios y novatos con bastante poco oficio, salvo el último desafío.
Por supuesto, competitivamente mostró a un Cuba inmensamente superior en todos los órdenes de juego, y esto sirve bastante poco para tomarse en serio el evento más importante del béisbol mundial.
Sin embargo, aunque lo fundamental en cada etapa preparatoria es elevar el nivel tanto individual como colectivamente, debemos recordar que Cuba es un caso muy especial, bien lejos de los presupuestos de otros países para afrontar la preparación de sus deportistas, y por eso debe aprovechar lo que aparezca.
Además, el viaje sirvió para estimular a varios peloteros que nunca habían representado a su país, y eso es muy necesario para personas que deben sacrificarse durante casi todo el año soportando fuertes cargas físicas, alejados de sus familiares la mayor parte del tiempo, y con poco incentivo económico.
En estas mismas páginas criticaba la poca acometividad y creatividad de algunos directivos e instituciones para frenar el desestímulo de muchos deportistas, que preferían incluso dejar de jugar porque a sus ojos no valía la pena tanto esfuerzo para tan poca recompensa, tanto moral como material.
Por eso aplaudí la iniciativa de jugar en México, más aún porque todavía faltan muchos meses para el Clásico y de todas maneras está asegurada una gira por Asia, donde la exigencia debe aumentar.
Otra cosa
hubiera pensado si estuviéramos a una semana del Clásico, aunque reitero, por desgracia
no nos podemos dar el lujo de escoger rivales. Estoy seguro de que a la Comisión
y a Víctor Mesa le hubiera encantado medirse nuevamente a los Orioles de
Baltimore, pero no pudo ser.
Mientras, que los preseleccionados tomen un aire, porque no solo de entrenarse viven los deportistas.
Mientras, que los preseleccionados tomen un aire, porque no solo de entrenarse viven los deportistas.
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