Las dos últimas ediciones de los Campeonatos mundiales de atletismo
han concluido para Cuba sin poder celebrar la conquista de un título, y
no por falta de candidatos.
Realmente no era mucho lo que teníamos para ofrecer (apenas
Dayron Robles, que nunca llegó siquiera al podio, y Yarisley Silva, que
todavía no alcanza el oro). Otros estaban en el entorno de medallas,
como han sido nuestros triplistas en ambos sexos, Guillermo Martínez con
la jabalina o Leonel Suárez en el decatlón, pero lo que se dice
cinchetes, estos últimos no cumplían con esas credenciales.
Se acerca la cita planetaria en Beijing, y por suerte todavía contamos con Yarisley en nuestras filas. Vuelve a salir entre las máximas favoritas, y si todavía no es campeona mundial es porque la pértiga cuenta con varias contendientes de mucha calidad. La pequeña caribeña vuela con soltura, y para nada sería una sorpresa si se corona en el célebre Nido de Pájaros.
El otro que promete, y en grande, es Pedro Pablo Pichardo. Luego de sobrepasar los 18 metros, algo que solamente han conseguido unos pocos privilegiados, su nombre suena como el que más para imponerse en la capital china. Pero no es solo el registro, porque a veces un deportista vence una cota importante, sin embargo no brilla en grandes competencias.
Pero en el caso de Pichardo él sale al tanque de saltos como un campeón. Sus victorias en la Liga del Diamante, donde no ha creído ni siquiera en el francés Teddy Tamgho o el estadounidense Christian Taylor, confirman que es muy competitivo, y a veces eso es mucho más importante que las marcas realizadas a lo largo de una temporada.
Si de marcas se trata, la discóbola Denia Caballero trae una de respeto, pero hace falta que la repita en un certamen de este nivel. Esto último ha sido la asignatura pendiente del atletismo cubano en los últimos años; durante los primeros meses del año se consiguen cotas importantes, pero luego llegan los Mundiales o juegos múltiples y se quedan por debajo.
Yarisley, Leonel y el propio Guillermo estuvieron entre las contadas excepciones, aunque en estos momentos estos dos últimos se encuentran lejos de su mejor forma y no fueron convocados para Beijing.
No tengo una bola de cristal a mi alcance, pero algo me dice que esta vez se romperá la sequía de títulos. Ya veremos.
Se acerca la cita planetaria en Beijing, y por suerte todavía contamos con Yarisley en nuestras filas. Vuelve a salir entre las máximas favoritas, y si todavía no es campeona mundial es porque la pértiga cuenta con varias contendientes de mucha calidad. La pequeña caribeña vuela con soltura, y para nada sería una sorpresa si se corona en el célebre Nido de Pájaros.
El otro que promete, y en grande, es Pedro Pablo Pichardo. Luego de sobrepasar los 18 metros, algo que solamente han conseguido unos pocos privilegiados, su nombre suena como el que más para imponerse en la capital china. Pero no es solo el registro, porque a veces un deportista vence una cota importante, sin embargo no brilla en grandes competencias.
Pero en el caso de Pichardo él sale al tanque de saltos como un campeón. Sus victorias en la Liga del Diamante, donde no ha creído ni siquiera en el francés Teddy Tamgho o el estadounidense Christian Taylor, confirman que es muy competitivo, y a veces eso es mucho más importante que las marcas realizadas a lo largo de una temporada.
Si de marcas se trata, la discóbola Denia Caballero trae una de respeto, pero hace falta que la repita en un certamen de este nivel. Esto último ha sido la asignatura pendiente del atletismo cubano en los últimos años; durante los primeros meses del año se consiguen cotas importantes, pero luego llegan los Mundiales o juegos múltiples y se quedan por debajo.
Yarisley, Leonel y el propio Guillermo estuvieron entre las contadas excepciones, aunque en estos momentos estos dos últimos se encuentran lejos de su mejor forma y no fueron convocados para Beijing.
No tengo una bola de cristal a mi alcance, pero algo me dice que esta vez se romperá la sequía de títulos. Ya veremos.
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