El béisbol es de momentos, y una prueba más se tuvo en la final de
la Serie Nacional de béisbol sub-23, que afortunadamente se pudo
disfrutar por la televisión cuando parecía que nos quedábamos sin ella.
La Habana y Sancti Spíritus llegaban inspirados, los primeros por
haber dejado en la cuneta al mejor equipo de todo el certamen, Villa
Clara, y los segundos por haber venido de atrás en su semifinal contra
Santiago de Cuba, luego de haber perdido el primer juego.
Sin embargo, los sucesores de Industriales no lucieron bien en su patio, y fueron superados por los espirituanos en el Changa Mederos de la capital, lo cual les dejaba solamente la posibilidad de barrer como visitantes en el José Antonio Huelga.
Para los Azules el cielo se puso negro también en el segundo partido, cuando los yayaberos no creyeron ni siquiera en la alcurnia del zurdo Pedro Durán, a quien le hicieron solamente una carrera limpia, pero le batearon con soltura.
Todo iba sobre ruedas para los de casa, y parecía que por primera vez uno de estos play offs se definiría en solamente dos juegos, pero llegó el fatídico noveno episodio y, a dos outs del triunfo, flaqueó la defensa y dejó escapar lo que parecía una clara victoria, luego de la tremenda labor del abridor Pedro Álvarez.
El momento entonces cambió completamente, y de ahí en adelante los espirituanos fueron apenas una sombra de sí mismos, por lo que el desafío conclusivo siempre estuvo a favor de los citadinos, el único de toda la fase final que se fue de un solo lado.
A los errores a la defensa (el punto flaco de casi todos los equipos en este certamen) los yayaberos sumaron terribles corridos de base, que dieron al traste con posibles anotaciones.
Por el contrario, los habaneros jugaban como un reloj, y amén de los errores propios de jugadores inexpertos a la defensa, no pifiaron jamás en la mecánica defensiva, ni en el corrido de bases, y eso les permitió aprovechar todo resquicio para llegar al plato, como mismo hicieron ante los villaclareños, también perjudicados por sus propios errores.
Los dos técnicos de la final movieron con acierto a sus monticulistas, pero después de la salida de Álvarez, nada les salió bien a los subcampeones, que no habían perdido dos juegos seguidos a todo lo largo de la justa. Así es el béisbol, cuando hay tanta paridad, hay que jugar de manera exacta. Esta será sin dudas la mayor experiencia para todos los involucrados.
Sin embargo, los sucesores de Industriales no lucieron bien en su patio, y fueron superados por los espirituanos en el Changa Mederos de la capital, lo cual les dejaba solamente la posibilidad de barrer como visitantes en el José Antonio Huelga.
Para los Azules el cielo se puso negro también en el segundo partido, cuando los yayaberos no creyeron ni siquiera en la alcurnia del zurdo Pedro Durán, a quien le hicieron solamente una carrera limpia, pero le batearon con soltura.
Todo iba sobre ruedas para los de casa, y parecía que por primera vez uno de estos play offs se definiría en solamente dos juegos, pero llegó el fatídico noveno episodio y, a dos outs del triunfo, flaqueó la defensa y dejó escapar lo que parecía una clara victoria, luego de la tremenda labor del abridor Pedro Álvarez.
El momento entonces cambió completamente, y de ahí en adelante los espirituanos fueron apenas una sombra de sí mismos, por lo que el desafío conclusivo siempre estuvo a favor de los citadinos, el único de toda la fase final que se fue de un solo lado.
A los errores a la defensa (el punto flaco de casi todos los equipos en este certamen) los yayaberos sumaron terribles corridos de base, que dieron al traste con posibles anotaciones.
Por el contrario, los habaneros jugaban como un reloj, y amén de los errores propios de jugadores inexpertos a la defensa, no pifiaron jamás en la mecánica defensiva, ni en el corrido de bases, y eso les permitió aprovechar todo resquicio para llegar al plato, como mismo hicieron ante los villaclareños, también perjudicados por sus propios errores.
Los dos técnicos de la final movieron con acierto a sus monticulistas, pero después de la salida de Álvarez, nada les salió bien a los subcampeones, que no habían perdido dos juegos seguidos a todo lo largo de la justa. Así es el béisbol, cuando hay tanta paridad, hay que jugar de manera exacta. Esta será sin dudas la mayor experiencia para todos los involucrados.
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