José
Mourinho era un impresentable, una persona que por tal de salirse con la suya iba
incluso en contra de los intereses deportivos. Por eso nunca me preocupó la
suplencia del arquero Iker Casillas: estaba seguro de que cuando llegara la
patada en el trasero para el portugués, que llegaría inevitablemente, su
sucesor no imitaría esta conducta.
Sin
embargo, me equivoqué de plano con Carlo Ancelotti, pues el italiano sigue
condenando a Casillas al barco de suplentes en la Liga , y solamente lo emplea
en la Liga de
Campeones de Europa, que si bien es el gran sueño del Madridismo desde hace más
de una década, representa muchos menos partidos vistiendo la camiseta blanca.
Por
calidad está claro que nunca fue, porque por más que lo dijera Mou, Casillas
volvía a demostrar su grandeza cuando se vestía con el suéter de La Roja , en la cual nunca ha dejado
de ser el titular indiscutido a pesar de la suplencia en su club de origen, el
único con el cual ha jugado en su vida.
Desconozco
si a Ancelotti lo mueven ánimos conciliadores, para no herir la sensibilidad de
un Diego López que sin tener el caché del Águila de Móstoles ha cumplido, y
sobrecumplido, desde que asumió el puesto de titular bajo los tres palos del
Madrid.
Puede
ser, pero la jerarquía no se puede violar, y Casillas no es el capitán del
conjunto merengue por dictamen de la Divina
Pastora
En breve
comenzará la Copa
del Rey para los planteles de Primera División, y para mí sería la oportunidad
ideal de poner las cosas en su sitio, con López de titular en esta competición,
y Casillas en las otras dos. Creo que es lo más saludable para el Madridismo,
porque respeta la alcurnia del capitán y a la vez ofrece una respuesta digna a
su sustituto.
Lo que sí
no debe suceder es que un símbolo e ídolo del Madrid se vaya a ofrecer su magia
a otro equipo y salga por la puerta de atrás, OJO, como ya sucedió con otros
futbolistas en la anterior época de Florentino Pérez al frente de la
Casa Blanca
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