Los dos Mundiales de voleibol por edades que ocurrieron simultáneamente en los pasados días, el sub-20 femenino en Puerto Rico, y el sub-21 masculino en México, dejaron a Cuba en lugares bien discretos, 12 entre las chicas, y 13 entre los hombres.
Las muchachas no iban con grandes expectativas, tomando
en cuenta lo sucedido a lo largo del año (últimas en los anteriores torneos por
edades), y por eso no fue nada extraña su ubicación, al cerrar con dos victorias
y cuatro derrotas en total, una sonrisa en cada fase.
En especial el éxito sobre Puerto Rico, que se ha
convertido en un gran contendiente en el área, puede considerarse algo salvable
en esta lid, más allá del mero hecho de participar, que siempre es bueno.
Peor estuvieron los varones, con apenas un triunfo en
seis salidas, cuando de ellos sí se esperaba mucho más. Tras el cuarto puesto
de hace apenas unas semanas en el Mundial sub-23, ahora crecían las esperanzas
con la incorporación de algunos jugadores.
Los pupilos de Rodolfo Sánchez solamente lograron
imponerse a Egipto, pero sobre todo estuvieron muy mal en la primera ronda, en
la cual solamente se llevaron un set, contra Irán. Más luchados fueron los
encuentros en la segunda fase, pero ya el daño estaba hecho.
Para colmo, en ninguno de los dos certámenes logramos
colocar a algún voleibolista entre los 10 primeros en cualquier departamento, y
mire que estamos refiriéndonos a siete renglones entre ofensivos y defensivos.
No sé si el cansancio hizo mella en el plantel
masculino, pues el peso del juego recayó casi en los mismos hombres durante
todo el año, pero lo cierto es que tras ese cuarto puesto en Dubai pensé en una
mejor ubicación en la localidad mexicana de Mexicali.
Tomando en cuenta que en ambos sexos estas selecciones
son la base de nuestros conjuntos mayores, no podemos entonces crearnos muchas
ilusiones para los torneos Norceca previstos a finales de año, en los cuales se
repartirán boletos para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-2016.
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