Este martes el gran Muhammad Alí cumplió 70 años, y no quería dejar pasar la efemérides sin dedicar algunas líneas al más grande boxeador profesional de todos los tiempos, porque además de brillar entre las 12 cuerdas, lo hizo, y en mayúsculas, fuera de ellas.
Para eso me voy a remitir a uno de sus mejores momentos, cuando reconquistó en Zaire su título planetario, en lo que di en llamar: La pelea que puso a vibrar a África.
Considerada por muchos la mejor pelea del siglo XX, el duelo entre los boxeadores estadounidenses de peso completo George Foreman y Muhammad Alí puso a vibrar a toda África en 1974.
Desde su misma preparación el combate levantó expectativas, pues el entonces joven promotor Don King prometió una bolsa de cinco millones de dólares al ganador, y ese dinero solamente lo encontró en Kinshasa, Zaire.
Allí regía la vida de todos los habitantes Mobutu Sese Seko, quien no perdió la oportunidad de sacar beneficios políticos y aportó el efectivo necesario para el combate, que se efectuaría a las 04:00 horas de Kinshasa, para garantizar la audiencia televisiva en la nación norteamericana.
El encuentro debió celebrarse el 25 de septiembre, pero un corte a la altura del ojo derecho en un entrenamiento del monarca exponente, Foreman, con su sparring, obligó a King a convencer a ambos púgiles para que permaneciesen en Zaire.
Finalmente el tope se programó para el 30 de octubre, con arbitraje del experimentado Zach Clayton, y algunos expertos afirman que ese tiempo benefició al retador para ganar el apoyo de la afición zairense.
Foreman defendía su cinturón logrado contra todo pronóstico ante Joe Frazier, verdugo de Alí tres años antes en la oficialmente denominada Pelea del Siglo, y llegaba con una foja invicta en 40 peleas, 37 de ellas ganadas por nocaut.
En tanto, Alí enfrentaba el regreso a la disputa de una corona absoluta, pues había sido despojado del cinturón por negarse a combatir en la Guerra de Vietnam y eso le costó casi tres años sin licencia desde 1967 hasta 1970.
Desde entonces acumulaba 14 victorias y dos derrotas, la encajada ante Frazier en 1971 y otra en decisión dividida en marzo de 1973 contra Ken Norton, de quien se vengaría seis meses más tarde. Ninguno de los dos había llegado al tercer asalto contra Foreman, y la batalla había sido lanzada por el propio Alí apenas concluido el duelo Foreman-Norton, pues desde muy cerca del ring lo retaba.
Sin embargo, nadie dudaba de la retención del cetro, y la pregunta era cuántos rounds aguantaría el "mulato hablador", e incluso ex campeones como Joe Louis y Jack Dempsey no daban chance alguno a Alí.
ALI SE GANA AL PÚBLICO
El rechazo unánime a la guerra imperialista de Estados Unidos en suelo vietnamita hizo que desde todo el mundo millones de voces apoyaran la decisión de Alí de no alistarse, y Zaire no era la excepción.
ALI SE GANA AL PÚBLICO
El rechazo unánime a la guerra imperialista de Estados Unidos en suelo vietnamita hizo que desde todo el mundo millones de voces apoyaran la decisión de Alí de no alistarse, y Zaire no era la excepción.
Reportes de la prensa de la época aseguran que la masa de 60 mil espectadores asistentes no cejó de gritar "Alí bomaye" (Alí mátale) hasta que Foreman cayó tumbado en el octavo asalto.
Sin embargo, las apuestas estaban a favor de Foreman, de 24 años, por 32 Alí, pues el rey de los supercompletos había impuesto su terrible pegada en los últimos tiempos.
El aspirante al trono entró primero al encerado, como establecen las reglas, y su oponente, en un intento por hacerlo replegarse a su esquina, tardó varios minutos en salir al ruedo.
Sin embargo, ese tiempo también fue aprovechado por el más veterano para ganarse a los aficionados, que rugían sin parar.
Arrancó la pelea y todo parecía indicar que el nacido como Cassius Clay se enfilaba hacia otra derrota, porque su contrario lo golpeaba constantemente, pero nada más lejos de la verdad.
Alí esperaba su momento, hablaba y sacaba de sus casillas a Foreman, más alto y fornido, esperando que se le acabase la energía, y eso ocurrió en el octavo episodio.
Entonces el monarca olímpico de Roma-1960 realizó una potente combinación con la derecha y acabó con el dueño del fajín, también dorado estival, pero en México-1968.
Alí acababa de bajar sus manos y muchos pensaron: es una evidente señal de cansancio. Instantes después rebotó de las cuerdas y golpeó a Foreman con una derecha. Todo había terminado.
Tras el resultado, el nuevo campeón fue elevado a símbolo de la raza negra y volvió a ser calificado como el púgil más grande de todos los tiempos, pues se convirtió en el segundo hombre capaz de recuperar el título mundial de peso completo.
Filmes, documentales y canciones salieron de lo sucedido aquel 30 de octubre en el estadio 20 de mayo (hoy, Tata Raphal) de Kinshasa.
Filmes, documentales y canciones salieron de lo sucedido aquel 30 de octubre en el estadio 20 de mayo (hoy, Tata Raphal) de Kinshasa.
La leyenda de Muhammad Alí no quedó en ese pleito, pues en 1978 se erigió en el primer y único boxeador de la historia en recuperar dos veces el cetro del orbe de la máxima categoría, al vengarse de Leon Spinks.
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