De manera un tanto inesperada tras caer en su primer duelo contra Guantánamo, la escuadra de Pinar del Río se coronó en la II Serie Nacional de Boxeo, engalanada con la presencia de casi todos los mejores púgiles del país.
Los del Guaso estuvieron presentes en los dos
resultados más sorpresivos: primero el triunfo sobre los de casa siete triunfos
por tres, y luego la derrota 2-8 ante Villa Clara, que en mi opinión dejó
escapar el trono por una mala estrategia.
Me explico. Luego del éxito de los guantanameros,
llegaba el tope entre pinareños y villaclareños, y los estrategas centrales
tenían la disyuntiva de poner a sus mejores hombres contra los occidentales, o
reservarlos para el duelo ante los orientales.
Quizás ese triunfo de los del Guaso les nubló la vista
y les hizo creer que no eran la escuadra más débil (y que además habían agotado
a sus principales cartas), y por eso no le fueron con todo a Pinar.
Por ejemplo, si bien no tenían grandes opciones en 60 y
69 kilogramos, por la presencia de los campeones mundiales Lázaro Álvarez y
Roniel Iglesias, sí debieron apelar al espirituano Yosbany Veitía (52) y el
camagüeyano Julio César La Cruz (81) para equilibrar más la balanza, y no
reservarlos para topar el último día contra Luis Correoso y Ernesvadi Begué,
respectivamente.
Tanto Veitía como La Cruz partían como amplios
favoritos contra los pinareños Jorge Luis Cordero y Yasmani Rodríguez, y otro
hubiera sido el saldo de ese tope, donde inesperadamente les falló Leinier Peró
(más de 91), al caer 1-2 ante el refuerzo capitalino Yoandris Toirac.
En el caso de Robeisy Ramírez (56), quizás se pensó en guardarlo
y no enfrentarlo a Andy Cruz, lo cual hubiera afectado el espectáculo porque
era la pelea más esperada, pero seguramente el cienfueguero estaba deseoso de
revancha y pedía esa oportunidad a gritos, aunque no haya podido aprovecharla.
Esto es apenas una opinión, de todas maneras los
villaclareños tenían dos grandes huecos en 75 y 91 kilos, sin refuerzos ni
figuras locales de relevancia, y ya eso era un problema desde antes de sonar el
gong, pero el resultado final con diferencia de solamente ocho puntos (88 por
80) pudo haber variado con esos detallitos.
Por Pinar, pusieron casi todo en el duelo ante Villa
Clara, y ante Guantánamo no les salieron bien las cosas, pero demostraron ser
la escuadra más profunda y merecidamente retuvieron la corona, celebrada esta
vez desde las gradas porque descansaban en la última velada.
Desde el punto de vista individual, además de las
peleas Cruz-Ramírez y Toirac-Peró, esta última para alterar un poco el plan
previsto, sobresalió la nueva sonrisa de Joahnys Argilagos sobre Santiago
Amador, para ratificarse como líder de la división mínima, y la de Frank Zaldívar
en 52 ante Leodán Núñez, considerado la segunda figura de este peso.
Reitero que para el próximo año me gustaría volver al
formato de seis planteles en la final para evitar la presencia de tantos
“importados” por nómina, porque en esta ocasión era imposible dada la cercanía
del Campeonato Mundial.
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