jueves, 17 de noviembre de 2011

La pelota sigue dominando el corazón de los cubanos

Por Lemay Padrón Oliveros

Existe un debate en los últimos tiempos sobre si la mayor parte de los aficionados al deporte en Cuba actualmente siguen más al béisbol o al fútbol.
Sin lugar a dudas, las generaciones más jóvenes llevan años viendo a los mejores futbolistas del mundo cada semana por la televisión nacional, ya sea en Europa o en América, con seguimiento constante de las principales Ligas del Mundo y de las competiciones de clubes.
Eso indiscutiblemente atrae, porque recuerdo que en mi juventud se hablaba de fútbol cada cuatro años, cuando gracias a convenios podíamos ver casi la totalidad de los partidos de las Copas del Mundo a partir de México-1986, y la gran mayoría en vivo.
Pero una vez levantado el trofeo del campeón prácticamente no se hablaba más del más universal de los deportes hasta la llegada del siguiente Mundial, donde veíamos a la mayor parte de los jugadores por primera vez.
Así, no era extraño que la gran mayoría de los aficionados al deporte siguieran la pelota, que por demás estaba en sus tiempos de gloria, cuando Cuba no perdía con nadie.
Esta década trajo resultados adversos para nuestro pasatiempo nacional en eventos en el exterior, y tampoco la Serie Nacional logra acallar todas las críticas, por lo cual muchos trasladan las pasiones al terreno de 90x60 metros, al compás de las filigranas de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Todo eso está muy bien, pero apenas comienzan a sonar rumores sobre bolas y strikes todo lo demás queda a un lado, y se desata la verdadera esencia del cubano. No importa que estemos insatisfechos con la selección o la estructura de la Serie, el corazón puede más, y no lo digo sin base.
En mi labor periodística, todavía corta pero ya suficiente como para llevarme una idea al respecto, puedo asegurar que con 10 trabajos sobre fútbol no se levanta la polémica que se crea con uno de béisbol.
Los medios digitales, incluyendo las redes sociales y los espacios dedicados a los comentarios de los lectores han corroborado mi tesis con creces, porque señores, digan lo que digan, la pelota sigue siendo la pasión del cubano.

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