Por Lemay
Padrón Oliveros
Yo era de
quienes pensaban que Cienfuegos podía dar más batalla a Industriales, y lo sigo
pensando.
Sin
embargo, para enfrentar a un conjunto tan balanceado como los Azules y
acostumbrado a jugar postemporadas, las cosas les tenían que salir bien.
El
pitcheo de los Elefantes estuvo acorde a lo esperado, sobre todo su primera
línea, con Norberto González, Noelvis Entenza y Yuniel Ibarra, pero fue sobre
todo su bateo el que dejó que desear.
Del
segundo al quinto turno batearon con bastante eficiencia, sobre todo el
incontenible Erisbel Arruebarruena, convertido de la noche a la mañana en un
toletero temible, y de seguir así sería el torpedero más completo en la
historia de la pelota cubana.
Sin
embargo, el resto de la alineación aportó muy poco, en especial el primer bate
Lázaro Rodríguez y el sexto Osvaldo Arias. Una de las cosas que podía favorecer
a los cienfuegueros era el corrido agresivo en las bases de Lazarito y eso no
lo pudieron aprovechar, como tampoco el poder de Arias, embasado apenas por los
errores de Rudy Reyes.
A
propósito, que nadie se engañe con la defensa de Industriales, porque jugó de
maravillas. Sacando a Rudy estuvo casi perfecta, con fildeos incluso capaces de
levantar el graderío y detener el ímpetu de sus contrarios; detallitos que no van
a las estadísticas pero sí influyen mucho en el resultado de un juego de
pelota.
Iday
Abréu movió como pudo sus piezas, pero no tiene una banca profunda y eso saltó
a la vista. Pienso que los aficionados de la Perla del Sur no tengan nada para reprocharle,
aunque por supuesto, es lógico que aspiraran a más, al menos a salir festejando
una victoria en su estadio.
En el
único triunfo alcanzado se beneficiaron con dos carreras sucias, pero tampoco
fueron efectivos con el madero y así no se puede ganar. En las derrotas su
fardo más pesado fue la imposibilidad de dominar a la tanda baja, pues del
primero al quinto el conjunto capitalino no mostró la eficacia de la etapa
regular.
No pudo
ser, pero ojo, si para el año que viene a esta novena se le incorpora el
sancionado Yasiel Puig se convierte en una tanda temible, con un guardabosques
que cubre muchísimo terreno, tiene un poderoso brazo, corre rápido las bases y
batea con eficiencia.
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