viernes, 4 de mayo de 2012

Mascotas beisboleras en Cuba

Por  Lemay Padrón Oliveros

No me importa que sea un elefante con tortícolis, un gallo desplumado, un caballo de cuerpo negro y cabeza carmelita, un tigre con ciguatera, un loco haciendo planchas y tirando golpes sobre el banco visitador o un león de dudoso género, me encanta la presencia de las mascotas en los estadios beisboleros.
Con diseños más o menos atractivos, la aparición de estos personajes da colorido a las tribunas, y además animan a los parciales de uno u otro equipo y hasta hacen sonreír a los televidentes y asistentes con algunas ocurrencias graciosas.
La existencia de las mascotas es algo casi tan viejo como la aparición misma de los equipos, pero desgraciadamente en Cuba durante bastante tiempo parecían desterradas de los estadios.
Poco a poco han perdido la timidez y vuelto a los recintos beisboleros esos personajes tan necesarios como las gorras, uniformes, pulóvers, afiches, tarjetas, adecuado apoyo logístico y todo aquello que va más allá del deporte mismo para convertirse en cultura de masas, en colorido espectáculo donde el cubano se sienta a gusto.
Sí, porque por mucho amor que se sienta por la pasión de los cubanos, muchos lo piensan dos veces antes de aventurarse a un estadio sin tener el transporte asegurado para ir y volver, o la garantía de una buena (y asequible) oferta gastronómica para sostenerse durante más de tres horas, la mayoría de las veces con compañía incluso de menores.
Son todos detallitos que influyen en nuestro mayor espectáculo deportivo, y afortunada o desgraciadamente las mascotas dependen casi exclusivamente del ingenio personal, de la constancia de esa persona para llegar al recinto beisbolero día a día o noche tras noche, la perseverancia para apoyar a la novena esté como esté y haga lo que haga, y la paciencia para lavar esos generalmente gigantescos atuendos.
Todo con el único aliciente de contribuir al éxito del equipo, acumular fotos y autógrafos con las estrellas del momento y tener el privilegio de estar cerca de ellos, aunque no les vean las caras. Por eso, estén como estén, las mascotas deben ser presencia permanente en los estadios, menos atractivos sin esos paquidermos, felinos o equinos animando durante todo el partido.

No hay comentarios: