Por Lemay Padrón Oliveros
El domingo 20 de mayo pasará irremediablemente a la historia
de la ciudad de Montpellier como uno de los días más felices en la esfera
deportiva, cuando toda la urbe se tiñó de azul y naranja, los colores de su
equipo de fútbol.
En esa jornada
dominical, la última de la campaña 2011-2012 de la Liga francesa, el once
montpellerino consiguió el primer título en sus casi 40 años de refundado (93
en total), y contra todo pronóstico, pues recién habían ascendido a la máxima
categoría en 2009.
Hasta este mes el
palmarés del conjunto perteneciente al departamento de Hérault se reducía a una
Copa Intertoto, una Copa de Francia y un primer puesto en la segunda división,
el más reciente de ellos en la extinta Intertoto, hace más de una década, y
acumulaba más derrotas que victorias en Primera.
Lo cierto es que la
coronación de este modesto club (lugar 13 en presupuesto entre los 20
integrantes de la competición elite) es una bocanada de aire fresco en la Ligue 1, que ya el pasado
año vio otra coronación inesperada, la del Lille.
En esta ocasión la
mayoría de las miradas estaban puestas en el París Saint Germain, que a golpe
de billetera armó un conjunto de lujo, capaz de dominar la primera mitad del
campeonato. Para que se tenga una idea, el presupuesto total de los campeones
(33 millones de euros) ni siquiera cubre el importe del traspaso de Javier
Pastore al PSG.
Sin embargo, su
presencia en otras competencias le fue restando fuelle al conjunto parisino,
mientras los montpellerinos solamente jugaban la Liga, y no dejaban
resquicios. Baste decir que en la segunda vuelta ganaron 14 partidos, con
solamente tres empates y dos derrotas, mientras los citadinos perdían tres
choques más.
CLAVES DEL TRIUNFO
El referente ofensivo de los campeones fue Olivier Giroud. |
Especialmente efectivos estuvieron a domicilio, donde se
impusieron en 16 de sus 19 topes, con dos igualadas y apenas un descalabro, y
además constituyeron la defensa menos goleada, con únicamente 34 tantos
encajados. En vano sus escoltas esperaron por un derrumbe.
En el éxito vale
destacar también los fichajes de pretemporada, especialmente el del delantero
Olivier Giroud, quien arribó por solamente dos millones de euros procedente del
Tours (Segunda División) y cerró como
máximo goleador del campeonato. El espigado zurdo de 1.92 metros de estatura
firmó 21 de los 68 tantos del equipo.
Otro acierto del
técnico René Girard fue el protagonismo permitido al canterano de origen marroquí
Younès Belhanda, quien se trasformó en imprescindible y finalizó como uno de
los mejores jugadores de la
Liga.
La locura por el
triunfo fue tanta que el presidente del club, Louis “Loulou” Nicollin, de 68
años y 38 de ellos como dueño del Montpellier desde su refundación, cumplió su promesa
de hacerse una cresta con los colores del plantel si lograban el sueño de ganar
su primera Ligue 1.
Pero Nicollin, todo
un personaje, hizo otra promesa que el frío le impidió cumplir, de momento:
atravesar desnudo la plaza de la
Comédie, donde la afición festeja los éxitos del equipo del
Hérault.
Espectacular cierre
para una temporada que vio al Patito feo convertirse en cisne ante el asombro
de todos.
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