domingo, 6 de mayo de 2012

¡Y Víctor Mesa lo hizo de nuevo!

Por  Lemay Padrón Oliveros

Caballeros, si Víctor Mesa no está tocado con la varita mágica del Hada madrina del béisbol entonces nadie lo está. Solamente cuatro veces con esta un equipo ha podido remontar una serie adversa 1-3 en la historia de nuestras Series Nacionales, y en dos ocasiones ha sido Víctor el artífice desde el puente de mando, primero con Villa Clara ante Santiago en 2003, y ahora con Matanzas ante Sancti Spíritus.
 En esta ocasión la remontada tuvo visos de leyenda, pues a diferencia de las tres ocasiones anteriores se trataba de un equipo novato en postemporadas, esas series pequeñas donde incluso a peloteros curtidos les tiemblan las piernas. Por cierto, tercera vez para los espirituanos que pierden el séptimo juego, y en los tres casos eran ellos quienes llevaban ventaja.
 Pero lo de Víctor no tiene nombre. He estado en desacuerdo con algunas decisiones suyas; por poner un ejemplo, en el penúltimo juego cuando con hombres en primera y tercera y dos outs y José Miguel Fernández en cuenta de 1-3 mando a Yoandy Garlobo para segunda. Era la cuarta bola, con el juego 1x1 en el tercer inning, y además, abriendo la siguiente Fernández dio jit al central. Tampoco me había gustado el sacrificio de Ariel Sánchez previamente, pues ya había empujado la primera y estaba en racha. A propósito, en su siguiente turno la botó para decidir el choque.
 Pero bueno, al sacrificio jugó Víctor casi todo el campeonato y no soy nadie para intentar cambiarle la filosofía.
 En lo que nadie puede señalarlo es en el manejo del pitcheo. Allí se portó como el Maestro que es, decidiendo con precisión milimétrica el momento exacto para sacar a un lanzador, y trayendo al indicado en cada momento, aunque luego no siempre le respondiera como esperaba.
 Tan falso como el strike que le cantó Felipe Casañas (errado también cuando estuvo en primera base) a Manuel Benavides es aquello de que el séptimo juego lo gana cualquiera. Es cierto que las opciones están parejas, pero en el 99.9 por ciento de los casos se impone el equipo más corajudo, el de mayor joseo, el capaz de exprimir al máximo las debilidades del rival, y en eso Víctor le ganó la partida ampliamente a Ruperto Zamora.
 Con la indicación de Yuliesky para que bolearan a Garlobo en el antepenúltimo choque dio la impresión de que Zamora estaba allí por gusto, y así no se puede aspirar a la victoria.
 Una vez más la plantilla más glamorosa cede al irrespetuoso “pequeño” que no creyó en nada. En este caso yo al menos no tengo dudas, los mayores méritos se los lleva la Explosión Naranja, aunque no esté dentro del diamante.

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