martes, 26 de septiembre de 2017

Ronaldo Veitía: Nunca las cosas me han sido fáciles



Por Lemay Padrón Oliveros

Es absolutamente inconfundible, no solamente en Cuba, sino también en el planeta judo. Su trayectoria llena de éxitos deportivos, y marcada también por algún que otro virón de ojos a los árbitros cuando se sintió perjudicado, lo hacían un punto de referencia en el arte de los judoguis.
Al decidir que ya no seguiría al frente de la selección nacional femenina de Cuba, el profesor Ronaldo Veitía, cinta negra y octavo dan, sorprendió a más de uno. Muy orgulloso de sus “57 medallas mundiales, entre ellas 16 campeonas, más que Brasil, Estados Unidos y Canadá, sumando ellos masculinos y femeninos, y habiendo comenzado ellos mucho antes que nosotros, y con más recursos económicos”, decidió dar el paso al costado cuando no se sintió a gusto.
Con su esposa y su hija. Foto: Tito Meriño.
Gracias al prestigio ganado en estas décadas, ha impartido cursos en Ecuador, Francia, Colombia, Portugal, Canadá y Estados Unidos, pero vayamos al origen. ¿Cuáles fueron sus principales resultados como atleta?
“Competí en varios dual meet, contra Panamá y la República Popular Democrática de Cores, y también tuve resultados aceptables en campeonatos nacionales. Tengo un libro que saldrá próximamente llamado “Ronaldo Veitía: Ippón de historias”, donde explico que nunca las cosas me han sido fáciles. Yo tenía una hermana que vivía en Miami, y en aquel entonces eso era una mancha. A lo largo de mi vida demostré que he ido hasta el fin del mundo, casi 60 países, y seguimos aquí. A la editora le dije, si vas a censurar algo de lo que escribí, publico el libro en el extranjero, pero me prometió que saldría íntegramente.”
¿Y esa vena de escritor?
“Historia que no se escribe, se olvida, y por eso me gusta publicar libros. No se trata de darse bombo, sino de divulgar lo que han logrado nuestras judocas; las Marianas del general Veitía, como nos han puesto.”
¿Cómo valora sus relaciones con la prensa?
“Tengo 12 álbumes, desde que comencé en el judo, con recortes de periódicos y revistas. En mi primer Mundial conquisté dos séptimos y un quinto lugar. Un periodista que ya falleció sacó un trabajo en el que hablada de todo lo logrado por la RFA, que había ganado el Mundial. No mencionó nuestro resultado y eso me molestó, porque según él, lo que valían eran las medallas. Llegó el Mundial de Yugoslavia, donde Estela Rodríguez se convirtió en la primera campeona mundial del judo cubano, masculino y femenino. Entonces vino el mismo periodista a entrevistar a Estela y le dije: el último que la entrevista, eres tú.
“Igual me pasaron cosas muy lindas, aunque recuerde sobre todo estas más recientes, como una crónica que me hicieron en la televisión el día de mi retiro.”
¿Qué pensó cuando lo pusieron al mando del equipo nacional de mujeres en 1986?
“Me dije, me quieren embarcar, porque las mujeres siempre he dicho que son como un crucigrama: cuando tienes resuelta la línea horizontal, te falta la vertical; impredecibles como el clima: sol abrasador por la mañana y por la tarde tormentas que desbordan ríos. Pero eso es lo que las hace interesantes. Si no hubiese trabajado con mujeres hubiera visto la vida de manera distinta. Estar con ellas me hizo ver cuánto valen y cuánto te pueden aportar en tu vida. Mi esposa siempre me decía: tienes que entenderlas, cuando llegaba bravo por algo que ocurría. Yo les decía a ellas, es increíble que las discusiones con mi mujer sean por culpa de ustedes. Muchas la ven como una madre, porque hasta han coincidido fuera de Cuba y ella sabe el trabajo que se pasa para ser campeón.”
Sé que la fe también le ha traído sus problemas…
“Yo siempre fui creyente de San Lázaro. Cuando gané los Juegos Olímpicos por equipos en Sydney-2000 nadie me echó a ver las medallas que siempre llevo al cuello. El entonces presidente del Inder, Humberto Rodríguez, estaba muy contento y me dijo que podía llamar gratis a la casa cuantas veces quisiera. En fin, mucha alegría porque logramos el hecho histórico de dominar el medallero en un torneo como ese. Cuatro años más tarde alcancé cinco medallas, pero una plata y cuatro bronces. En ese momento se fijaron en que si yo tenía las cadenas, que si la parte educativa se afectaba porque le inculcaba eso a las muchachas, y hasta mi moñito me criticaron. Eso no me gustó nada, porque ya en ese momento llevaba casi 20 años como entrenador principal del equipo femenino, y tuve campeonas de todo tipo, también militantes de la UJC y el PCC, como yo mismo. Yo dije que sí era creyente, y que si había problemas, que nombraran a otro, pero que mi fidelidad a la revolución no tenía nada que ver con eso.
Lo que hice fue trabajar más duro y ser mejor cada día. Para que no hablaran de más, me sumé al cuello una medalla del Che, para que vieran que yo también creía en el hombre nuevo, ¿qué mejor santo que el Che?, y ahí está, junto a mi San Lázaro. Así se calmaron las aguas.”
Muchos piensan que estar en su posición le hace aprovechar ciertos privilegios…
“Una vez pedí ayuda para adquirir una taza de baño, y el Jabao (Tomás) Herrera me dijo que me iba a poner en una lista. Entonces le solté uno de mis refranes: le pido a Dios que no me dé, que me diga donde hay y yo me lo busco solo. Es más bonito no tener que pedirle nada a nadie. Cuando yo llegué al Cerro Pelado yo tenía mi casa y nunca pedí nada, las mejorías en mi casa las he realizado con mi esfuerzo.
“El Comandante (Fidel Castro) me regaló un Lada, y cuando decidí comprarme un KIA, me exigieron que debía devolver el Lada. Luego cuando se me rompió el motor del KIA también fue una historia para llorar, porque terminé pagándolo de mi bolsillo en una tienda como un cubano más.
“Tuve problemas hasta con mi jubilación. Lo que quiero ahora es tranquilidad. Me pidieron que siguiera con Idalys (Ortiz), pero por mi salud no podía dedicarle el tiempo que ella merece. Ella lloró mucho y hablé con la sicóloga para que hiciera un trabajo fuerte con ella, pero ya yo quería terminar. Con ella también tuve la satisfacción de que entrené a la única judoca no asiática que se lleva un oro en una Olimpiada en la máxima categoría. Te dejo otra historia; el anterior presidente del Inder le dijo: ¿tú sabes cuántos niños están sin casa en estos momentos?, y no le dio una casa. Son cosas que disgustan.
“Te voy a hacer otra anécdota. Gracias a Eugenio George, que para mí es un Dios, Estela logró vestirse para el Mundial. Fui a pedir un mono y me dijeron, no existe porque no tienes una firma que te vista. Eugenio enseguida me dijo, ve al almacén con Estela para que le tomen las medidas, y así fue como ella subió al podio a recibir su medalla vestida con un mono de Mizuno, que era la del patrocinio con el voleibol cubano.”
Coménteme algo de esos amigos que le regaló el judo…
“Nadie sabe las cosas que hemos logrado por la amistad y por admiración hacia nuestro trabajo y el esfuerzo de las muchachas. Desde una caja de frutas hasta una gira completa por Europa, y a veces molesta que aquí no hubiéramos recibido el mismo tratamiento. No tenemos cómo pagarles a los amigos de años en Francia y en Japón, ha sido una ayuda invaluable. Aquí tuve problemas porque protesté cuando me quitaron la preparación de altura. Gracias a ese trabajo llegamos a ser campeones mundiales y olímpicos, pero hemos acostumbrado a la gente a que aunque nos den solamente un ladrillo, levantamos una casa, y eso no puede ser.”
¿Y los enemigos?
“Mi difunta madre decía: cuando un hombre hace una obra que sobrepasa dos centímetros de su cabeza, tiene muchos enemigos, y yo no quería creerle, pero es verdad. Uno gana muchos amigos, pero también muchos enemigos, se ve en el boxeo, cuando alguien gana mucho, ya quieren que pierda, aunque lo admiren. Enrique Núñez Rodríguez me contó una vez que el difunto Félix B. Caignet le dio una lección. Núñez Rodríguez estaba preocupado porque cada vez que hacía algo bueno, siempre alguien lo criticaba, y Caignet le dijo: no te preocupes, que esa es la envidia, que es admirar con rabia, quieren ser como tú, pero no pueden. A eso Núñez Rodríguez le agregó una frase más que me dijo: el rayo nunca busca la verdolaga, siempre busca la palma más alta, búscate pararrayos, que lo vas a necesitar.”
Personalmente, uno de los triunfos más emotivos considero que fue el de Legna Verdecia en Sydney-2000. ¿Cómo lo recuerda?
“Estaba en desventaja, pero yo le decía: aquí estamos tú y yo nada más. El resto del mundo tiene apoyo en todas partes, pero los cubanos no llevan público a las competencias, por eso le decía que confiara y me escuchara. Además, ocurrió el incidente con la bandera, cuando un federativo me quiso quitar la bandera en el momento de la celebración, y lo tuve que empujar. Eso me costó no salir a la esquina al otro día, pero algo como eso no se puede dejar pasar. Desgraciadamente creo que mi ausencia afectó a Driulis (González) en la final, que perdió por un detallito.
¿Y su relación con los árbitros?
“Algunos dicen que fue por mí que se puso la regla de que los entrenadores no pueden hablar sino hasta que el árbitro canta Mate. Entre las cosas que más me han dolido en todos estos años han sido las injusticias arbitrales. El ejemplo más claro está con Yalennis Castillo en Beijing-2008, que fue un despojo. Hubiera sido otro oro para Cuba, y en Londres-2012 hasta el título por países, porque quedamos segundos con un oro y una plata, y ganó Japón, con una de cada color, pero a (Yanet) Bermoy no le marcaron un yuko en la final que le hubiera dado el oro. Si hubieran sido justos mis muchachas hubieran logrado mucho más, pero a lo largo de la historia este deporte ha sido muy clasista y discriminatorio.”
La derrota más dolorosa…
“La de Daima Beltrán en Atenas. Una medalla ya en el bolsillo que se perdió en un instante. Uno mira lo que se hizo, pero siempre sueña con lo que se pudo hacer. Muchas veces dije que se necesita invertir para tener resultados, y dejábamos de ir a competencias asequibles para nosotros. Idalys fue bronce en Beijing con 17 años, la primera medalla de la delegación. La china fuera de serie le ganó solamente por yuko. Meses más tarde había Mundial, y dijeron que no había presupuesto para llevarla. Hoy es la gran estrella, pero si en ese momento se le hubiera dado al tomeguín el alpiste que merecía, hoy cantaría mejor.”
¿Su mejor alumna?
“Todas tienen un lugar en mi corazón, por eso no me gusta mencionar a algunas por encimas de otras.”
¿Y algún caso que no rindió lo que usted esperaba?
“Diadenis Luna podía haber dado mucho más, pero tenía su forma de ser. En general creo que todas merecían mucho más, si se entregaban con más ímpetu. No me puedo quejar, porque vi a Driulis campeona olímpica con serios problemas en la cervical, a Legna ganar un torneo en Alemania con un dedo fracturado, etc.”
¿Por qué aprendió francés antes que japonés?
“Creo que he ido más a Francia, y a lo mejor como el idioma se parece más, no sé. Del japonés solamente domino el vocabulario del judo.”
En los últimos tiempos el deporte cubano fue duramente golpeado por las deserciones, y el judo no fue la excepción. ¿Cómo vivió esos momentos?
“Siempre trabajamos para que la fidelidad no se pierda. En el caso de Yurisel Laborde, que fue el más sonado, ella tenía insatisfacciones, porque fue dos veces campeona y subcampeona mundial, y cuando hizo una petición no recibió la respuesta correcta. Siempre digo que cuando alguien se marcha, hay que ver cuánta culpa tenemos nosotros en Cuba.”
Dirigir tantos años seguramente le trajo también momentos duros, en los que debió tomar difíciles decisiones…
“Los momentos de decisiones no son de titubeos. Yo muchas veces consulto con la foto de mi difunta madre y, si recibo respuesta, ¡adelante! Creo que me ha salido bien, como cuando para Beijing subimos de peso a Yalennis y terminó con esa injusta plata, con solamente dos meses en esa categoría. La vida no se ha hecho para entenderla, sino para vivirla, mientras van pasando los años entiendes un poco más, pero a veces te llega la muerte y todavía no la entiendes.
 “Yo les decía a mis alumnas: voy a dar cinco pesos por cada minuto de llegada tarde que tenga, y cuando empezaron a pagar el estímulo en CUC me dijeron, suba el precio profe, y les dije: está bien, pero de todas maneras nunca me van a ganar. Hablo no de ahora que tengo un auto, sino de cuando iba caminando hasta el Cotorro a pie, para luego coger botella hasta el Cerro Pelado y no regresar hasta que la novela de la televisión terminaba.
“En el orden competitivo, me voy también con la satisfacción de haber logrado una campeona mundial juvenil y de mayores el mismo año, que fue Bermoy, además de otras como la propia Legna y Yurisleidis Lupetey, que fueron un año primera en juveniles, y al otro año en el Mundial absoluto. No son muchos en el mundo los que han logrado eso, pero la gran prensa de otros países solamente se acuerda de sus méritos y tratan de subestimar los nuestros. En un Mundial nos pasó con Driulis, que seleccionaron a otro como el más destacado porque ganó sus cinco combates por ippón, cuando Driulis había hecho lo mismo, y con diferentes técnicas en cada caso.”
¿Pensó bien lo del retiro?
“El trabajo me robaba mucho tiempo y quería disfrutar de mis nietos más pequeños. Todos mis hijos fueron judocas, y esta que vive conmigo es cinta negra y fue entrenadora, igual que un hermano que vive en España. Mi mujer lleva casi 40 años conmigo, aguantando pesadeces de todo tipo. A veces me miro en el espejo y me digo: que pesado eres, por eso todas las medallas son compartidas. De no haber sido por ella me hubiera descarriado completamente. A ella le debo gran parte de lo que soy. Por otra parte estaba la salud, he perdido salud en bien del judo cubano, y ahora tengo más tiempo para hacer lo que los médicos me recomiendan
Ya que mencionó a Mercedes, ¿cómo se conocieron?
“Yo era profesor de judo y ella llevaba a su niño, que considero mi hijo aunque lo conocí con siete años. Empecé a meterme con ella y enseguida le dije al resto de los padres y profesores: no se mueva nadie que esto es mío. Tampoco fue fácil, me tuvo siete meses detrás de ella, hasta que por fin comenzamos la relación y nos entendimos muy bien. Le pido a Dios que ella tenga salud para en esta última parte de mi vida tenerla de compañía. También me motivó a realizar otro tipo de labores, como la ayuda a niños que padecen de cáncer, porque como dijo el Papa Francisco en México, la cariño-terapia es lo más importante para tener una buena salud, y por eso hacemos esa labor. Del mimo modo, la cariño-terapia que me da el pueblo de Cuba, me tiene feliz y me llena. Ayer mismo me sacaron lágrimas unos músicos que vinieron a mi casa. No sé cómo se enteraron que a mí me gusta mucho la canción de Pablo Milanés del serial Algo más que soñar. Porque uno llore no es que sea débil, yo me pasé demasiado tiempo siendo fuerte.”
Entonces no hay marcha atrás…
“He tenido proposiciones para entrenar otros equipos extranjeros, y siempre digo: sería incapaz de entrenar a alguien para enfrentar la gloriosa escuela que yo di mi vida por construir. Igual te digo que los rivales se han alegrado (sonríe). El otro día vinieron a entrevistarme unos periodistas brasileños y dijeron: menos mal que te retiraste, porque así podemos ganar más medallas y les dije: si yo tuviera la tercera parte de los millones de dólares que tienen ustedes para este deporte, nadie les ganaba a las cubanas. Tengo la satisfacción de que nunca me ganaron unos Panamericanos. Les dejo la historia en sus manos, les dije a mis sucesores. Quisiera que todo se repitiera, de corazón.”

jueves, 21 de septiembre de 2017

Leinier Domínguez: trato de ir al límite en el ajedrez



Por Lemay Padrón Oliveros

Para llegar a casa del Gran Maestro cubano Leinier Domínguez no hace falta mucho protocolo. Al intentar abrir la verja para llegar hasta su puerta me detuve pensando en si me saldría a recibir uno de esos perros guardianes que abundan en la barriada habanera de Fontanar, pero nada de eso, según él mismo me confesó luego, aunque le gustan mucho los perros, se resiste a tener uno porque viaja habitualmente con su esposa Yanelis y entonces tendría que buscar a alguien para que lo alimente.
Al entrar a la casa, un tablero con un juego de ajedrez hecho con piezas de cristal te recibe en medio de una mesita de centro en la apretada sala, y ya te das cuenta de que no estás en una casa común, sino en una especie de templo donde manda Caissa, la diosa de las 64 casillas.
Sin embargo, el propio ídolo de Güines me aclaró que aunque la diosa de las 64 casillas ha marcado su vida, quien manda en su casa es Dios, toda una declaración de principios de alguien que abrazó los evangelios desde bien temprano.
Acomodados frente a frente, comenzamos el diálogo entre dos coterráneos que se ven bien poco, pero como siempre el terruño hala, conversan naturalmente, como si no se tratara de una entrevista, y hasta bromas surgen por el camino.
A ratos se oyen al fondo los reclamos de Sebastián, el más preciado regalo que le hizo la vida. “En realidad me deja descansar, es bastante tranquilo. A los dos nos gustaba el nombre, nada que ver con el ajedrez, es un nombre clásico”, me cuenta sobre su primogénito, que ya está por cumplir su tercer año.
¿Te despiertas a veces por las noches pensando en jugadas?
“Sí me ha pasado, no con frecuencia, pero sí me ocurre. Paso mucho tiempo pensando en el ajedrez, aunque no esté directamente estudiando. Cuando lo disfrutas tanto y puedes tener las posiciones en la mente, no es complejo hacerlo aunque estés realizando otra actividad.”
Entonces, ¿el ajedrez siempre está contigo?
“Trato de no llevar el ajedrez todo el tiempo, pero es difícil para quien le gusta y lleva toda la vida en esto no estar pensando casi todo el tiempo en él, y te sorprendes analizando una posición en la que tienes alguna duda o una idea incesante, trabajas en ella inconscientemente. Siempre llevo mi laptop conmigo y algo de ajedrez se hace aunque esté de vacaciones. No voy a estudiar a las vacaciones, pero siempre veo algo, aunque me cueste regaños de la familia.”
Hablando de la familia, ¿esa mente privilegiada te ayuda en las labores domésticas?
“No es tan privilegiada en ese sentido, tengo mucho que mejorar en ese otro ajedrez. Mi esposa te podría dar una disertación, soy un poco torpe para las labores de la casa, pero me esfuerzo e intento mejorar. El otro día salí a buscar algo con un cubo y regresé sin la tapa, por ejemplo.”
¿Cómo encontrar el balance entre vida y ajedrez?
“He tratado siempre de ir al límite en el ajedrez, ser ambicioso en el sentido deportivo, tratar de explotar mi mayor potencial, pero igualmente trato de llevar una vida balanceada, dedicarle tiempo a la familia, y ser más equilibrado en cuanto a la vida. En los últimos tiempos he ido más por esa vía y no tanto dedicar 10 o 12 horas al entrenamiento, es como lo he visto últimamente.”
Se sabe que el ajedrez es un deporte duro, y hay hasta leyendas de jugadores con mal carácter, etc…
“No creo que me pase a mí, aunque conozco los casos. Por eso me gusta llevar una vida lo más equilibrada posible, y por eso no le dedico tantas horas al ajedrez. Siempre voy a jugar, aunque mis resultados mejores dejen de llegar, porque disfruto prepararme y jugar, creo que voy a jugar todavía por mucho tiempo.”
¿Es mejor participar en bastantes torneos o dedicarse a la preparación?
“Eso es algo en lo que siempre trabajas y nunca llegas a estar seguro de cuál es la dosis correcta. A veces pensé que jugaba muy poco, y en otras ocasiones noté que se me iba de la mano y entonces jugué menos, por eso trato de encontrar el balance adecuado.”
¿Cómo escoges si respondes o no a una invitación?
“Siempre depende del calendario de torneos para dosificar torneos y entrenamiento. No  rechazo casi ninguno, más bien la tónica general es buscar la mayor cantidad de opciones. Cuando llegué a estar entre los 10 primeros sí me llegaron más invitaciones y no podía cumplir con todas, pero por lo general puedo manejarlo todo bastante bien.”
¿Lugares que nunca rechazarías, o donde te has sentido mejor?
“Me gusta mucho España, desde la primera vez que fui en 1996. Tenía desde entonces un buen movimiento de ajedrez, y quizás también por el idioma tenía mayor afinidad con las personas, por eso siempre disfruté mucho ir. Otros lugares interesantes son Rusia en sentido general, porque es donde más he visto que el ajedrez la gente lo lleva y lo admira, y los aficionados conocen muchísimo de ajedrez, quizás por toda la tradición que tienen, el público tiene en gran estima a los Grandes Maestros. Creo que allí el conocimiento general del ajedrez está un poco por encima de los demás lugares, en un país eminentemente de ajedrez. En Cuba en general vi eso también, no al mismo nivel, pero el ambiente de la afición fue siempre muy bueno, en Santa Clara, por ejemplo, donde más torneos jugué. Igualmente en La Habana, Holguín, Las Tunas, Matanzas, se respiró el ambiente positivo de la afición.”
Adonde no faltas últimamente es a los torneos de clubes…
“Siempre disfruto mucho los torneos por equipos, porque se comentan las partidas de todos. En vivo uno tiene ideas sobre las partidas de los compañeros y aunque en medio del torneo no se puede comentar, luego se intercambia y uno aprende, sobre todo cuando es un torneo de alto nivel. En esos donde yo participo están jugadores de la elite, tanto en Rusia como en España, y ese ambiente de analizar antes y después de las partidas siempre lo he visto muy provechoso. Estos tres años me han enseñado mucho, y también cuando estoy con Cuba, que son más especiales, porque lo damos todo por un buen resultado, y es algo que no tienen los torneos por equipos.
¿Se hablan en ruso?
“Conmigo en inglés, me gustaría mucho saber ruso pero no he podido aprender. Mi esposa es graduada de lengua rusa y he intentado aprender un poco pero no he tenido el tiempo para dedicarle. Me sería muy útil porque las reuniones antes y después son en ruso.”
¿Puedes poner en riesgo tu actuación individual por el grupo?
“Puede pasar, el resultado del equipo está por encima de uno individual. Si en un momento determinado el equipo necesita que tú asegures el match con medio punto, aunque tú sientas que puedes ganar la posición, uno debe poner siempre por delante el interés del equipo, salvo el caso extremo en que sea una posición totalmente ganada.” 
¿Cuáles son las características de esos contratos?
“Inicialmente era para jugar la Liga rusa, pero ese torneo da clasificación al Campeonato Europeo, y el Europeo al Mundial. Si se pasa sigo con ellos hasta donde lleguen. En algún momento han chocado los intereses entre los clubes de España y Rusia, pero mi prioridad es el San Petersburgo. El de España generalmente no participa en el Europeo, ni aunque clasifique, por otras razones, y no me crea conflictos por lo general. También en España no ha sido tan constantes como en Rusia, que nunca he faltado desde que empezamos el vínculo, es más estable y por eso le doy prioridad.”
Otra experiencia interesante fuera de Cuba fue cuando integraste el equipo asesor del GM húngaro Peter Leko…
“Fue muy provechoso, aprendí mucho sobre cómo entrenar y prepararme. He intentado otras variantes y se han hecho proyectos interesantes. Me ayudan acá en Cuba, como ocurrió hace poco antes de participar en la Copa de Bakú, que varios Grandes Maestros de Cuba nos reunimos, con la mira fundamental en la participación mía y de (Lázaro) Bruzón en la Copa, y aunque les sirve a todos nos tratan de ayudar. Quizás no es todo lo profesional que debiera ser, pero se hace el esfuerzo.”
¿Es muy caro hacerte de un equipo así?
“No me he sentado con un lápiz a sacar números, pero es bien costoso el andamiaje que acompaña a un ajedrecista cuando pretende ser campeón mundial. En mi caso se ha hablado también de vivir fuera y pudiera ser, pero no se me ha dado la posibilidad porque es complicado, lleva muchas cosas. También se pudiera hacer desde aquí, no necesariamente hay que vivir fuera, pero sobre todo es el tema económico, es complicado tener un entrenador de primera línea, o un equipo de analistas que te ayuden. Creo que no lo pueden hacer todos tampoco, quizás quienes se encuentran hoy entre los 10 primeros del mundo pueden hoy mismo o pudieron en algún momento contar con ese apoyo, pero es difícil, no solo para mí, sino para la gran mayoría de los ajedrecistas. Me gustaría, pero es difícil.”
¿Qué importancia le das a la preparación física?
“El deporte en general me gusta más de lo que lo practico, me gusta seguir los torneos de tenis, hace un tiempo que no juego. En general me sienta bien hacer deportes, porque noto que es importante para los torneos. Cuando uno está mejor físicamente, en general juega mejor, y eso es algo que últimamente me ha faltado un poco. La he descuidado y quiero retomar en serio la preparación física, porque creo que ayuda mucho en el ajedrez.”

martes, 29 de agosto de 2017

Yasmany Acosta, el luchador cubano que brilla en Chile



Por Lemay Padrón Oliveros

Chile estrenó el medallero de Suramérica en Campeonatos Mundiales de lucha hace unos días en París, pero en este hecho histórico un gran por ciento pertenece al colectivo de entrenadores de Cuba.
Fue Yasmani Acosta el encargado de ese estreno en la cita de París-2017, luego de imponerse 2-0 contra el ucraniano Mykola Kuchmii en la batalla por la presea de bronce en la división de 130 kilogramos del estilo grecorromano.
Previamente había superado 5-0 al georgiano Levan Arabuli, 3-1 al estadounidense Robert Smith, y 5-0 al surcoreano Min-Seok Kim, antes de perder en semifinales 1-3 frente al estonio Heiki Nabi, un experimentado gladiador que terminó la justa como subcampeón y exhibe además el título del orbe en 2013, y el subtítulo olímpico en Londres-2012.
Luego de la pelea por el tercer puesto, el caribeño reconoció que le costó bastante trabajo tanto por la calidad de su oponente como por las demandas en el orden físico.
“Este combate me exigió. Me sentí un poco cansado, más que en los combates anteriores a pesar del descanso de varias horas, y ahora pienso que quizás me hubiera venido hasta mejor combatir más seguido”, indicó el oriundo de Matanzas.
Durante ese tiempo de descanso entre la cartelera preliminar y la de los combates finales confesó que estuvo hablando con su padre, quien llegó a la Ciudad Luz desde España para apoyarlo, y también le dio sus consejos.
“La estrategia fue siempre ir encima del rival, aprovechando la fortaleza física. Vine aquí a dar lo mejor de mí, y a casi todos los rivales los conocía solamente de la televisión”, explicó a este redactor en la zona mixta de la Arena AccordHotels parisina, donde la delegación de su país natal conquistó tres preseas bronceadas, una en greco y dos en libre.
Por último, recordó que un gran porciento de esa presea tiene que ver con todos los conocimientos que adquirió en Cuba, y especialmente con el tricampeón olímpico Mijaín López, de quien fue su principal pareja de entrenamiento.
“El siempre fue mi guía y eso no lo olvido. Con él hablo siempre, no para de darme consejos, y la mayor parte de lo que sé se lo debo a él, porque entrenábamos juntos y me enseñó muchas cosas. Yo sé que con él ahí siempre iba a perder, porque no le gana nadie en el mundo, pero eso nunca afectó nuestra amistad”, aseguró el gigante de 1.95 metros, hoy con 29 años de edad.
Yasmany con Ayub.
Lo cierto es que Chile debuta en grande en un medallero mundial de lucha luego de exhibir como mejor puesto un 23 del año 2005, casualmente logrado en este mismo peso y estilo por Andrés Ayub.
Fue precisamente a Ayub al hombre a quien Yasmany le comentó sus intenciones de abandonar Cuba, durante alguna de las sesiones de entrenamiento que la selección chilena desarrolló en La Habana.

LA HISTORIA DETRÁS DEL HOMBRE

Hasta el año 2015, la vida de Yasmany Acosta se resumía a entrenar y esperar por una oportunidad para combatir. A la sombra del imbatible Mijaín López, muy poco quedaba para él en cuanto a torneos internacionales, y tampoco el futuro pintaba mejor, a sus 27 años de edad, y con la intención del múltiple dorado universal de llegar hasta los Juegos Olímpicos de Tokío-2020.
El momento que cambió su vida fue el Panamericano celebrado en abril de 2015 en Chile. Allí decidió cambiar radicalmente el curso de su existencia y abandonó la delegación tras alcanzar el boleto para Cuba los Juegos Panamericanos de ese año. En Cuba dejó a su madre y un hermano.
En sus primeros tiempos debió alternar sus labores entre los entrenamientos y su trabajo como agente de seguridad, como hace el resto de los luchadores chilenos.
Luego de dos años sin combatir oficialmente, reapareció en esta campaña en representación de Chile en el Campeonato Panamericano de Brasil, y allí finalizó como medallista de plata. La final era contra el cubano Oscar Pino, quien por más coincidencia también fue medallista de bronce hace unos días en el Mundial de París, pero Yasmany no se presentó, en un gesto altruista que agradecieron hasta quienes le niegan el saludo por considerarlo un traidor.
Gracias a ese resultado, comentó que las autoridades chilenas se interesaron en él y pudo allanar su camino para obtener la nacionalidad.
Comenzaba así su nueva carrera como luchador, renacida en la nación suramericana, y que en esta temporada incluyó los cetros en el Grand Prix de España y el torneo Ion Corneanu en Rumanía.
“Con el profesor Néstor Almanza (también cubano) trabajamos en cosas tácticas y técnicas. He ganado en masa muscular, estoy pesando generalmente 140 kilos y bajo sin problemas para la competencia. En este peso me siento fuerte y con la movilidad necesaria para ganar.”
¿Qué significa esta medalla para ti?
“Estoy superilusionado y contento. Vine a darlo todo, a morirme sobre el colchón, y si perdía sabía que era porque no pude hacerlo mejor de ninguna manera.”
¿Chileno o cubano?
“Soy cubano y siempre lo seré, aunque esté viviendo en Chile, porque las raíces no se olvidan. Yo tomé una decisión difícil, que implica prácticamente no volver, pero no me arrepiento porque deportivamente no tenía ningún futuro y siempre supe que daba para más. Mi papá fue uno de los que me alentó a abandonar Cuba, y ha sido el único familiar al que he podido abrazar en todo este tiempo.”