Un amigo lleva insistiéndome varios días en que me lance a otro tema polémico: si Villa Clara debe seguir considerándose entre los cuatro Grandes del béisbol cubano, tomando en cuenta fundamentalmente que no ha sumado ningún título en los últimos 17 años y ha sido eliminado persistentemente por equipos considerados inferiores a ellos en el papel.
Mi
reticencia es sobre todo porque la grandeza de un equipo no puede medirse
solamente por los títulos. Es cierto que los villaclareños están en deuda desde
hace buen tiempo con sus seguidores, pero han sido los más estables en la
última década, los máximos ganadores, y han llegado tres veces hasta la final,
algo que solamente han hecho los Grandes.
Este
mismo año, para no ir muy lejos, fueron la novena más ganadora, y partían como
amplios favoritos para eliminar a Granma, clasificado a duras penas. Yo mismo
en estas páginas pronostiqué el triunfo de los Naranjas, e incluso me atreví a
darlos en cinco juegos, pero desconocía un aspecto clave: su mentor tiene
grandes lagunas en el aspecto técnico-táctico.
En el
segundo partido le perdoné que le lanzara a Alfredo Despaigne con la primera
desocupada porque en definitiva no representaba ni el empate, pero más tarde en
ese juego mandó un doble robo con el cuarto bate en el plato. Resultado: out
para acabar con la entrada, y curiosamente Ariel Borrero dio jonrón abriendo la
siguiente, pero sin nadie en base.
Al día
siguiente trajo a su principal relevista cuando prácticamente no le habían
bateado al abridor Robelio Carrillo para que lanzara tres innings, totalmente
fuera de los habitual para Yolexis Ulacia. Resultado: Granma empató cuando se
cansó Ulacia, y si no ganó fue por su mala defensa.
Más
ejemplos. En el cuarto partido mandó a Aledmis Díaz en jugada de corrido y
bateo tres veces seguidas. Resultado: en la primera le robó todo el tiempo al
pitcher aprovechando el factor sorpresa, pero al tercer intento lo esperaron en
segunda y la jugada terminó en doble play. Perdían 4x6 en el quinto.
En el
noveno Borrero, uno de los corredores más lentos de Cuba, quiso hacer doble un
batazo a lo corto del jardín izquierdo y fue puesto out cuando representaba el
empate. Esta es más del coach de primera y del bateador, pero igual cuesta el
choque.
Otra de
Moré: Penúltimo partido, perdiendo 1x3 en el sexto con hombres en primera y
tercera. Ordenó tocar a Andy Sarduy cuando un batazo a los jardines le
garantizaba una carrera y posiblemente el avance a segunda del de primera por
el tiro a home. Lo peor fue que en cuenta de 1-1 cambió la seña y lo mandó a
batear fuerte. Resultado: Roletazo a segunda que se convirtió en doble play. Luego explicó que fue inspiración del bateador, pero en ese caso debió mandarlo a la banca por desobedecerlo.
Tampoco
me pareció bien la confección de las alineaciones, con Sarduy y Yandri Canto
inamovibles en la zona baja pese a ser los mejores a la ofensiva, y el propio
Aledmis colocado tercero bateando .190 y con una impulsada.
Según mi
opinión, buena parte de la derrota va sobre los hombros del manager, pero
tampoco puede soslayarse la poca agresividad y escasa oportunidad de los
jugadores, dominados por un pitcheo bastante alejado de la media del
campeonato. Más o menos les ha pasado igual en casi todos estos años.
En fin, yo me resisto a sacarlos del grupo de los cuatro Grandes, pero la verdad es que no me ayudan.
En fin, yo me resisto a sacarlos del grupo de los cuatro Grandes, pero la verdad es que no me ayudan.
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