Puerto Rico, la isla del encanto, vivió del 1 al 15 de julio de 1979 su momento más importante en la esfera deportiva, cuando acogió la celebración de los VIII Juegos Panamericanos, en los cuales Cuba se ratificó como segunda potencia de la región.
Todavía no se había extinguido la llama de los X Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1966, que también se llevaron a cabo en San Juan, y nacía la inquietud de aspirar a un reto mayor.
Por eso los dirigentes deportivos boricuas solicitaron y obtuvieron la sede de la cita continental de 1979, considerada entre las de mejor organización.
Los organizadores adelantaron la reunión multideportiva a julio tratando de evitar las lluvias acostumbradas en ese territorio en agosto, pero igual San Pedro les hizo la gracia en medio de los Juegos.
Gran polémica desató la pretensión del gobernador del Estado, Carlos Romero, de que se izaran las banderas y se interpretaran los himnos de Puerto Rico y Estados Unidos en las ceremonias protocolares, algo rechazado de plano con mucha dignidad por el titular del Comité Olímpico Puertorriqueño (COPUR), el recordado Germán Rieckehoff.
La controversia se extendió por tanto tiempo y escaló a tal punto que Rieckehoff llegó a presentar su renuncia al COPUR, pero no se la aceptaron.
Hubo intensas y tensas negociaciones para conciliar las diferencias entre el Gobierno, el COPUR, el Comité Organizador de la lid, y hasta el presidente de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), el mexicano Mario Vázquez Raña.
El acuerdo final estableció que habría una ceremonia de Estado previa a la inauguración oficial de los Juegos, en la cual se tocarían los dos himnos y subirían las dos banderas. Luego, la apertura se llevaría a cabo de acuerdo con el protocolo olímpico.
No obstante, el pueblo boricua expresó su repulsa cuando buena parte de los 38 mil asistentes en el estadio Hiram Bithorn abucheó a Romero cuando éste intentó ofrecer su mensaje en la ceremonia, por lo cual debió alzar la voz para tratar de que se escucharan sus palabras.
Pero una vez iniciados los Juegos todo quedó atrás, y las cifras oficiales cerraron con tres mil 700 atletas de 34 países, quienes compitieron en 22 deportes, los más grandes hasta esa fecha, y tres nuevas modalidades: patinaje, softbol y tiro con arco.
Deportivamente sobresalieron varias nadadoras estadounidenses, como Cynthia "Sippy" Woodhead y Tracy Caulkins, quienes exhibían sus recientes coronaciones mundiales.
"Sippy" salió airosa en sus cinco pruebas (100, 200 y 400 libre y en las postas libre y combinada) y Tracy en las cuatro suyas (100 y 200 combinado y en las dos postas), mientras que Mary Meagher batió la marca mundial de 200 mariposa, y la espaldista Linda Jesek sumó tres coronas.
En tanto, desde la plataforma brilló el magnífico Greg Louganis y en las pistas Evelyn Ashford, reina en 100, 200 y la posta de 4x100 metros planos, los fondistas mexicanos, y el brasileño Joao Carlos de Oliveira, ganador del salto largo y triple.
CUBA SE MANTUVO
Cuba se ratificó como segunda potencia en el área con 145 medallas en total, sólo superada por Estados Unidos, con 126 de oro, 95 de plata y 45 de bronce para un total de 266, y por delante de Canadá, que ocupó el tercer lugar con 138 metales.
Leonard, de nuevo mejor velocista del continente. |
Además, son muy recordados los lauros de Radamés González en maratón y la segunda coronación consecutiva de Teófilo Stevenson en los pesos máximos del boxeo.
Asimismo, la mayor de las Antillas barrió totalmente en gimnasia con los ocho títulos para el conjunto liderado por Casimiro Suárez y Roberto León Richard y casi lo hace en pesas, con 20 de los 27 títulos a su colección, encabezados por el luego monarca estival Daniel Núñez .
También la delegación del verde caimán sobresalió en esgrima, con seis de los ocho tronos en su poder, además de cuatro cetros en remo y otros tantos en lucha greco.
Sin embargo, la gran decepción volvió a ser el excepcional Alberto Juantorena, quien llegaba como doble campeón olímpico en Montreal-1976 , pero tanto en 400 como en 800 metros planos debió conformarse con el segundo puesto, un estigma que le perseguiría en torneos de este tipo.
Por colectivos, Cuba ganó el voleibol en ambos sexos, el béisbol, y el polo acuático varonil; México y Brasil ganaron las lides de fútbol en uno y otro sexos, y Estados Unidos hizo suyo el básquetbol masculino, polo y softbol femenino.
En tanto, Canadá dominó el softbol masculino, Argentina el hockey sobre césped masculino por cuarta vez consecutiva, y alcanzó su primera coronación en hockey sobre patines.
Así a grandes rasgos se comportó esa reunión deportiva regional, y para finalizar los dejamos con una frase del presidente del Comité Olímpico de Puerto Rico, David Bernier, en las ceremonias conmemorativas por los 30 años del evento hace dos años.
Cada quien tiene su lista personal, pero según las opiniones que he podido recoger, los de San Juan, junto a los de La Habana-1991, son considerados los mejores Panamericanos de la historia. ¿Qué les parece?
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