jueves, 13 de septiembre de 2012

Daniel Núñez: el pequeño gigante de las pesas cubanas


Por Lemay Padrón Oliveros

El 12 de septiembre de 1958 vino al mundo el mejor pesista cubano de todos los tiempos, Daniel Núñez, así que podemos celebrar su 54 cumpleaños con unas líneas en su honor.
Con 1.55 metros de estatura y 52 kilogramos de peso entró a la preselección nacional el mejor levantador de pesas que ha tenido Cuba en toda su historia. Tenía entonces 17 años y sus atributos físicos no eran muy impresionantes, pero el colectivo técnico valoró más sus cualidades para el deporte, sobre todo su voluntad y sus deseos de triunfar.
Practicó inicialmente el clavados, pero a los 15 años de edad se sintió atraído por la disciplina de las plataformas y las palanquetas y poco menos de una década después coronaba en los Juegos Olímpicos de Moscú-1980, para convertirse en el primer campeón de este deporte en América Latina.
Su principal motivación había sido la celebración en Cuba del XXVII Campeonato Mundial de Levantamiento de Pesas, que pudo disfrutar por televisión y de paso enamorarse para toda la vida.
Su padre, Jorge, llevaba en la sangre las actividades del músculo. Muchos años dedicó a darle vida a la famosa Peña Deportiva "Faro y Guía", en la céntrica Plaza de Marte, en la Ciudad Héroe. Su entrenador, el legendario Manuel Suárez, en cuyo honor año tras año se realiza un torneo internacional en la Isla, le enseñó el ABC del deporte y le dio toda la confianza.
Su debut internacional fue en el Campeonato Mundial Juvenil de Marsella, en 1975, y su presea plateada lo empujó a ir por más. Un quinquenio más tarde llegó a la capital rusa tras ser octavo en la cita estival de Montreal-1976  con un total de 215 kilogramos, pero con el aval de haber rubricado su primer récord mundial en el mundial de Alemania-1977.
Sólo tuvo una dificultad en su carrera, y fue el ejercicio del envión, que siempre le conminaba a esforzarse cada vez más, no fueron pocas las medallas que se le fueron en este ejercicio, el más técnico de la disciplina.
Compitió en los Juegos Panamericanos de Caracas-1983, pero por una negligencia del cuerpo médico ingirió una sustancia anabolizante, por lo que fue descalificado y sancionado a dos años sin competir.
En ese momento hubiera obtenido las tres medallas de oro en disputa, pues había levantado 137.5 kilogramos en el arranque y 162.5 en el envión, para totalizar 300 kilos en la división de 60 kilogramos. La sanción prácticamente acabó con su carrera deportiva.
Durante su prolífico paso por el deporte se convirtió en el cubano que más récords ha archivado en su vida: Nueve mundiales, cuatro olímpicos y otros 11 mundiales en la categoría juvenil.
Con razón la Federación Internacional de Levantamiento de Pesas lo incluyó entre los 10 mejores del mundo durante la década de los 80 del siglo XX. Cuando se retiró, en 1987, poseía todos los récords panamericanos en las divisiones de 56 y 60 kilogramos.
Su palmarés incluye las medallas de oro en el Campeonato Mundial de Estados Unidos-1978 (arranque y total) y el de Moscú-1980 (arranque, envión y total), además de las plateadas en la edición de Francia-1981 (envión y total) y Yugoslavia-1982 (arranque), en estos dos últimos casos en la división de 60 kilogramos.
Además, en lides planetarias conquistó terceros puestos en Yugoslavia-1982 (envión y total), Estados Unidos-1978 (envión) y Grecia-1979 (arranque), mientras que en citas continentales se llevó las tres preseas doradas en San Juan-1979, y también cargó con todo el oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín-1978 y La Habana-1982.
Tras su retiro de las barras y las palanquetas ha prestado ayuda técnica en varios países. Trabaja actualmente como profesor del Instituto Superior de Cultura Física "Comandante Manuel Fajardo", aunque dirigió al colectivo técnico de entrenadores en la selección nacional hace unos pocos años. 
Bajo su mando el levantamiento de pesas tuvo un renacer, luego de un periodo en el cual mermaron sobremanera los resultados internacionales, incluso en el área panamericana, donde Cuba mandaba sin muchas dificultades desde la época en que él mismo se encargaba de levantar las barras.

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