Por Lemay Padrón Oliveros
Solamente tres jabalinistas han podido ganar más de una vez en Juegos Panamericanos, y una de ellas es la cubana María Caridad Colón Ruenes, quien tuvo la posibilidad de alcanzar hasta cuatro medallas en este tipo de lides.
Cuando hacía sus pininos en su natal Baracoa, la primera Villa fundada por los colonialistas españoles en Cuba, mostró rápidamente sus condiciones para practicar deportes, especialmente los de lanzamiento, pese a no contar con un físico ideal para esta modalidad.
El tenis de mesa le robó un poco de tiempo en su niñez, pero se decantó definitivamente por la jabalina, y con ella obtuvo en 1974 su primera medalla: plata en los Juegos Deportivos Nacionales Escolares.
Así y todo algunos intentaron frenarla por el famoso esquema del somatotipo, y le aconsejaban un regreso al tenis de mesa o mudarse al ajedrez, pero el empeño de la chica fue superior, y poco a poco el tiempo le dio la razón.
Su primer gran triunfo llega en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín-1978, cuando rompe el récord del área con un registro de 63 metros y 40 centímetros. Hasta ese momento había logrado en par de ocasiones la mejor marca mundial juvenil.
Un año después, durante los Juegos Panamericanos de San Juan, Puerto Rico, también hizo trizas la supremacía continental con un envío de 62.30 metros, con el cual se llevó la medalla de oro tras sacarle casi seis metros de ventaja a la ocupante del segundo puesto.
Sus siguientes Panamericanos, los de Caracas-1983, los enfrentó luego de haberse convertido en madre.
La cita venezolana la vio enviar el dardo hasta los 63 metros con 76 centímetros, suficientes para desplazar a su compatriota Mayra Vila (63.32) y a la anfitriona Marieta Riera (53.60).
Cuatro años más tarde mereció la presea de plata en Indianápolis-1987, al concluir con disparo de 61.66, por detrás de su colega Ivonne Leal, quien consiguió 63.70.
Quiso despedirse ante su afición en los Juegos de La Habana-1991 y tenía marcas como para incluirse en el equipo, pero los responsables de la elección no la escogieron, en lo que considera el momento más duro de su carrera.
Así perdió la posibilidad de lograr cuatro metales en Panamericanos, pues las ocupantes de los puestos dos y tres cerraron en la justa habanera con envíos por debajo de los 60 metros, una marca que siempre superó en las grandes competencias.
La única jabalinista que ha logrado tal permanencia en el podio continental es la bahamesa Laverne Eve, quien mereció dos subtítulos y dos terceros puestos, pero ningún oro, entre 1995 y 2007.
LA GLORIA OLÍMPICA
Sin embargo, el 25 de julio de 1980 es el día más importante en la trayectoria deportiva de María Caridad Colón, porque ese día entró en la historia del deporte mundial al convertirse en la primera mujer de Iberoamérica en coronarse en unos Juegos Olímpicos.
Con apenas 22 años muchos se sorprenden cuando en lo más alto del podio se coloca esta esbelta mulata, que enloqueció a medio mundo con sus encantos físicos, más allá de sus innatas dotes para el lanzamiento de la jabalina.
Pese a llegar con el trono panamericano de San Juan-1979, una persistente lesión en su espalda pretendió interponerse en su mayor sueño. No obstante, la Colón sigue al pie de la letra las indicaciones de los médicos: !Suéltalo todo en el primer intento!, le aconsejaron.
Y así mismo fue, en el estadio Lenin de Moscú la chica color chocolate claro tomó impulso y le puso todo el amor del mundo, toda la pasión y todo el sacrificio de años de entrenamiento en un solo disparo.
Varios segundos duró la espera, pero al final los jueces decretaron: 68.40 metros, nueva cota estival.
La marca era tan respetable que ninguna de las restantes finalistas, incluidas la alemana democrática Ruth Fuchs, titular de Munich-1972 y Montreal-1976 , y la soviética Tatiana Biryulina, vigente recordista del orbe, pudieron sobreponerse al golpe de efecto.
Llegó el último intento de sus contrarias y la guantanamera no pudo frenar su alegría: saltos, lágrimas y muchas sonrisas llenaron el principal escenario deportivo de esos Juegos.
Por primera vez una mujer de Iberoamérica subía a lo más alto del podio en ese tipo de lides, coincidentemente en el llamado Año Internacional de la Mujer.
Durante la conferencia de prensa no olvida la fecha en la cual consiguió su coronación: vísperas del 26 de julio, una fecha histórica para Cuba, cuando el asalto al cuartel Moncada marcó el inicio de la lucha armada que concluiría con el triunfo de la Revolución.
El ejemplo de la Colón no se quedó en sus hazañas personales, sino que sirvió de acicate para otra grande de la disciplina, Osleidis Menéndez, quien repitió su hito en Atenas-2004 y le agregó el perfume de un récord mundial.
Para más coincidencia, Menéndez, la otra doble monarca panamericana junto a la chilena Marlene Ahrens, también obtuvo su corona estival con su primer envío. Cosas que tiene la vida.
Tras su retiro del deporte activo, María Caridad Colón impartió clases en el Instituto Superior de Cultura Física Comandante Manuel Fajardo de la capital cubana, y actualmente se desempeña como funcionaria del Instituto Cubano de Deportes, en el área de Recreación.
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