Por Lemay Padrón Oliveros
Era mucho pedirle al hiperquinético Víctor Mesa que estuviera otro año más alejado del béisbol diario.
Han sido cinco temporadas extrañando sus berrinches, sus espectáculos, pero sobre todo sus conocimientos de pelota, donde se las sabe todas, o casi todas, para evitar el absolutismo.
Es cierto que sus métodos a veces no son los más ortodoxos o pedagógicos, pero le han rendido frutos, y si no ha estado al mando del equipo Cuba es precisamente porque nadie como él querría dirigir sin que lo dirijan.
Ahora Matanzas le ha extendido un desesperado llamado de auxilio para que la salve de la catástrofe. Se trata de una de las provincias con mayor tradición beisbolera en Cuba, cuna de varios de los peloteros más destacados en los últimos 50 años.
Sin embargo, y pese a que talentos no le han faltado, es el único territorio incapaz de clasificarse a la postemporada desde que se implantó el calendario de todos contra todos por toda la Isla, allá por el ya lejano 1992, primero con 65 y luego con 90 juegos.
20 años son demasiados para una provincia que venía precisamente de ser campeona nacional dos Series consecutivas (1990 y 1991), y desde entonces nunca más ha podido acercarse al trono y la Atenas de Cuba merece eso y mucho más como premio a sus aficionados, los más fieles de los cuales tengo noticias en el mundo entero, a pesar de los pesares.
Por el alto mando matancero han pasado los estrategas más avalados de esa tierra, y uno tras otro han fracasado, al no encontrar el balance necesario entre disciplina, rigor táctico y entrenamiento para lograr el mejor rendimiento.
Ahora les llega Víctor, y me atrevo a asegurarles matanceros: Si con Víctor Mesa no lo logran, con nadie lo van a lograr a no ser que lleven a la fuente de la Eterna Juventud a sus tres mosqueteros y los vuelvan a convertir en estelares mozos veinteañeros.
Quizás en esta 51 Serie Nacional sea demasiado pronto para pensar en la clasificación a los play offs, pero hasta eso pudiera ocurrir con ese loco adorable en el puesto de mando.
2 comentarios:
lemay: afirmas que los metodos de victor no son los mas ortodoxos ni los mas pedagogicos, ''pero le han rendido frutos''. ¿cuales frutos, si no ha ganado ningun campeonato como director?
otra cosa: afirmas que ''los más fieles de los cuales tengo noticias en el mundo entero, a pesar de los pesares'', refiriendote a la aficion matancera. no acabo de entender como se puede saber si una aficion, de la provincia que sea, es la mas fiel, o la mejor, si en todas y cada una de las provincias la gente asiste al estadio, habla de pelota, sigue a su equipo, lo defiende, discuten en cada esquina, llevan a sus mujeres al estadio, sufren o se alegran con cada actuacion de su equipo. de verdad que no se como se puede saber eso.
Amigo Miranda:
Los resultados no se pueden medir solamente con títulos. Es verdad que tenía equipo para haber ganado alguna vez, pero Industriales jugó mejor los dos años que se vieron las caras. No es el caso de otros directores que pierden por errores tácticos.
Lo de los aficionados matanceros claro que es una conclusión muy personal y más que discutible. Lo digo porque con la seguidilla de malos resultados de Matanzas permanecen fieles y no son de los que le van a otro equipo, como sucede en la mayoría de los territorios cuando su equipo queda eliminado, y a veces hasta antes. De todas maneras no te quito la razón, claro que es imposible de medir.
Un abrazo, Lemay
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