La ciudad china de Shangai se estremeció esta semana, y no por la celebración del Campeonato Mundial de Deportes Acuáticos, sino porque su hijo más querido decía adiós, el baloncestista Yao Ming, el deportista más mediático de todo el país.
Lucía enorme delante de Van Gundy. |
Fue el cuarto jugador más alto en la historia del torneo norteño, solamente superado por el rumano Gheorghe Mureşan (2.36 metros) y el sudanés Manute Bol (2.32), ambos fuera de la Liga cuando entró el asiático en 2002.
En sus ocho años en la NBA llegó a promediar 19 puntos y nueve rebotes por encuentro, y su mejor campaña en el orden individual fue la de 2006-2007, pero la más disfrutada la de 2008-2009, cuando gracias a su aporte los Rockets llegaron a las semifinales de Conferencia y cayeron en siete partidos con los campeones Lakers.
Además, fue incluido ocho veces en el equipo Todos Estrellas de la NBA, principalmente por mérito propio, pero también por los votos de los millones de chinos que lo apoyaban y lo pusieron incluso como regular por delante de Shaquille O´Neal.
Pero más allá del baloncesto, el legado de Yao Ming sobrepasa el deporte, porque su presencia el la Liga estadounidense fue todo un símbolo y, vale decirlo también, un gran negocio para la NBA, pues era considerado el rostro de China para Occidente.
Tanto es así que se especula que con su partida el mercado asiático, evaluado en dos mil 300 millones de dólares anuales, podría reducirse a más de la mitad, ya que el grueso venía de la nación de la Ciudad Prohibida.
Actualmente China es el mercado más grande para la NBA fuera de Estados Unidos, con un aproximado de 30 millones de espectadores cada semana, y la popularidad de este deporte es evidente entre las redes sociales, pues en Sina Weibo, la NBA cuenta con 4.35 millones de seguidores, casi el doble de los seguidores que tiene en Twitter.
Pero Yao Ming era la parte central de la atracción por la NBA en China, y por el momento, parece que no hay un heredero al trono del básquetbol chino.
Por otra parte, Ming estuvo durante toda su carrera en Estados Unidos ligado a causas benéficas, como cuando por el terremoto de Sichuan de 2008 donó dos millones de dólares para trabajos de rescate y creó una fundación para ayudar a reconstruir las escuelas destruidas por el sismo; todo eso lo hace irremplazable en estos momentos.
LAS LESIONES ACABARON CON SU CARRERA
Su prometedora carrera no pudo ser más grande por las numerosas lesiones que sufrió, en los pies, piernas, tobillos, brazos y hasta las manos, con mayor o menor gravedad.
Sin embargo, nunca renunció a jugar con su selección nacional, cuyos colores defendió en Mundiales juveniles, varios campeonatos asiáticos, dos Mundiales absolutos y los Juegos Olímpicos de Sydney-2000, Atenas-2004 y Beijing-2008.
Salvo en los certámenes regionales, en todos los demás el combinado chino quedaba siempre entre los últimos lugares, pero eso nunca desanimó a Ming, quien debía echarse al equipo completamente sobre sus hombros.
En definitiva, debió decir adiós a causa de los problemas físicos, pues apenas jugó cinco partidos en las últimas dos temporadas, aunque se mostró contento de haber dejado el deporte por su propia decisión.
Creo que simplemente no quería terminar mi carrera en una silla de ruedas, pero seguiré vinculado al baloncesto con los Shanghai Sharks, indicó en la conferencia de prensa organizada en su ciudad natal para anunciar el doloroso retiro.
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