lunes, 20 de febrero de 2012

Pedro Orlando Reyes: el licenciado boxeador

Por Lemay Padrón Oliveros

Bien extraño resulta encontrar un boxeador cubano graduado de otra cosa que no sea Cultura Física, por eso resulta toda una excepción el caso de Pedro Orlando Reyes Ponce, quien estará de cumpleaños por estos días.
Además de excelente pugilista, Reyes demostró dotes intelectuales al conseguir el título de Licenciado en Historia.
Nació casi con la Revolución cubana, el 23 de febrero de 1959 en La Habana, otra cosa curiosa porque la capital de la Isla aportó bastante pocos boxeadores de altura hasta mediados de los años 90 del pasado siglo.
Sin embargo, con los guantes puestos este hombre no encajaba ni en lo que se esperaba de un competidor capitalino, ni mucho menos para alguien sobresaliente en los estudios.
En seis ocasiones se convirtió en campeón nacional en torneos Playa Girón, durante las ediciones de 1982, 1983, 1984, 1985, 1986 y 1988, en una división tradicionalmente fuerte en la mayor de las Antillas, la de los 51 kilogramos.
A pesar de reinar en casa en 1982, sólo un año más tarde integró la principal escuadra antillana a los compromisos internacionales, y tanto fue su empeño que tuvo su mejor temporada.
En abril inició su actuación en el equipo Cuba cuando le ganó a Michael Collins por RSC en el segundo asalto en el entonces tradicional tope bilateral con Estados Unidos, y luego se coronó en la Copa del Mundo de Roma, entre el 17 al 22 de octubre.
Allí eslabonó victorias ante el húngaro Janos Varadi 5-0, el búlgaro Petar Lesov 5-0 y en la final frente al surcoreano Yong Mo Huh 4-1.
Con anterioridad, del 14 al 29 de agosto, intervino en los Juegos Panamericanos de Caracas, donde derrotó en la final al dominicano Laureano Ramírez, y también se impuso en el Centroamericano y del Caribe celebrado en La Habana, al superar por el oro a Pedro Sánchez, también dominicano.
La campaña de 1984 registró el boicot de los países socialistas a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, algo que afectó a Reyes por partida doble, pues tampoco pudo asistir a la cita de Seúl-1988, precisamente los años en los cuales era el mejor de su división.
En ese período derrotó 5-0 a Steve McCrory en el tope bilateral con Estados Unidos en febrero y luego se coronó en La Habana durante los Juegos de la Amistad, paralelos a los de Los Ángeles.
Fueron convincentes sus éxitos contra Yuri Vilishchuk (URSS) por RSC en el tercer asalto, Ivan Filchev (Bulgaria) en semifinales 5-0, y por no presentación en la final a Zbigniew Raubo (Polonia).
Al año siguiente consiguió los primeros puestos a domicilio, pero en la arena internacional solamente compitió en la sexta edición de las Espartaquiadas de los Ejércitos Amigos, en Polonia, donde superó a Valentin Dymitrov (Bulgaria) por decisión unánime.
1986 lo vio regresar victorioso de los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Santiago de los Caballeros, donde derrotó a Eduardo López (Panamá) con un contundente fuera de combate en semifinales, y al dominicano Ramírez por 4-1 en la lucha por el oro.
Sin embargo, lo mejor de ese año, y de su carrera, fue su actuación en septiembre durante el Campeonato Mundial de Reno, Estados Unidos.
Allí dejó en el camino al soviético Beybut Eszhanov y al italiano Andrea Manía por 5-0, al húngaro Varadi 4-1, y al venezolano David Grimán 5-0 por el título.
No obstante, meses después no pudo ganar el Playa Girón y llevaron a Adalberto Regalado a los Juegos Panamericanos de Indianápolis-1987, pero tras triunfar allí el pinareño perdió en la Copa del Mundo de Belgrado en su primera salida.
Mientras, Reyes se coronaba en el torneo centroamericano de Costa Rica al superar en la final a Andy Agosto (Puerto Rico), y en este tipo de lides volvió a triunfar 12 meses después, cuando Cuba llevó a su principal equipo a Guatemala.
Además venció por puntos a Arthur Jonson en el duelo con los estadounidenses, efectuado en Atlantic City en abril, únicos topes de alcurnia del boxeo cubano en esa temporada, al cancelarse la asistencia a Seúl-1988.
Otro punto culminante de su carrera le esperaba en 1989, después de llevarse la medalla dorada en la VII Espartaquiada de los Ejércitos Amigos con una sonrisa por votación unánime ante Kim Jon Cho (Surcorea).

MUNDIAL DE MOSCU, INJUSTICIA SOBRE EL CUADRILATERO

Llegó el Mundial de Moscú-1989 y todo pintaba bien para el púgil capitalino. Primero superó a Lionell Odom (Estados Unidos) 17-11, luego a Nicolae Aliuta (Rumanía) 33-14, a Vedat Tutuk (Turquía) 23-3, y a Krzysztof Wróblewski (Polonia) 14-1 en semifinales.
Yuri Arbachakov (Unión Soviética) era su rival en la disputa por el cinturón máximo, y muchos daban al cubano como favorito, aunque su contrario competía en casa.
El europeo comenzó delante en las boletas, pero poco a poco el caribeño fue imponiendo su boxeo agresivo y provocó la retirada de su contrario.
Sorpresivamente el árbitro principal consultó a la mesa presidencial y entonces vino lo impensable: el triunfo recayó en el atleta local porque cuando se detuvo el pleito iba delante 18-17, primera y única vez en que se aplicó esta disposición.
Gracias a decisiones como esas, la entonces Unión Soviética se llevó el primer lugar por puntos, destronando a la mayor de las Antillas por primera ocasión en ese tipo de lides, y Reyes, afectado notablemente en lo anímico, decidió colgar los guantes.
Desde entonces se aplicó a los estudios hasta hacerse Licenciado, y actualmente disfruta de los éxitos de su hijo Rudy, integrante del equipo Cuba de béisbol y de la selección de Industriales.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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