Este sábado arrancan las semifinales de
Para nadie es un secreto que Ciego de Ávila y Capitalinos parten como favoritos ante Matanzas y Camagüey, pero sobre todo en este último tope debe haber bastante paridad.
Los multicampeones avileños están acostumbrados a este tipo de desafíos y no deben afrontar muchos problemas para pasar sobre los matanceros, quienes clasificaron por los pelos a esta fase.
La dependencia en demasía de un solo hombre: Allen Jemmot, es a la vez la fuerza y la flaqueza de este conjunto. La Máquina puede ganar partidos por sí mismo, pero cuando se llega a una instancia como esta planteles con buenos argumentos defensivos como el de la tierra de la piña pueden conformar un cerrojo sobre esa figura y hacer que su esfuerzo se vea bastante diezmado.
Lo que llevó a los propios avileños y los capitalinos a coronarse en varias ocasiones fue tener varios puntales ofensivos, capaces de asumir el protagonismo en una mala noche del estelar. Veremos si así se ve todo en la EIDE matancera Luis Augusto Turcios Lima este fin de semana.
El otro tope promete más paridad, porque Camagüey se ha consolidado como el tercer mejor equipo de la Liga , y en cualquier momento da el salto a una final. En esta edición han mostrado mayor madurez varios de sus hombres, como Yorman Polás, quien serán un dolor de cabeza para la defensa citadina, sobre todo en su Sala Polivalente Rafael Fortún.
No obstante, los pupilos de Miguel Calderón se caracterizan por poseer la mejor banca del país, y también una gran disciplina táctica. Sin esa figura descollante, desarrollan un vistoso juego colectivo que les permite desentrañar las variantes de los rivales, y sacar el máximo a su principal fortaleza: la potencia bajo los tableros.
Entre Eliécer Lima y Orestes Torres se ha creado una buena sintonía y es muy difícil robarles un balón en el perímetro; al menos no veo a Camagüey con esa posibilidad.
No obstante, como en todos los deportes el terreno de juego dirá la última palabra, y quién sabe si resulta contraria a las escritas en este trabajo.
No obstante, como en todos los deportes el terreno de juego dirá la última palabra, y quién sabe si resulta contraria a las escritas en este trabajo.
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