Apenas unas horas nos separan del inicio de la edición 41 del Torneo Internacional de boxeo Giraldo Córdova Cardín in memoriam, que acontecerá hasta la próxima semana en la capitalina Sala Polivalente Ramón Fonst.
Como se ha hecho costumbre en los últimos años, difíciles en demasía desde el punto de vista económico, la participación foránea es bastante floja cualitativamente hablando, aunque algunos valores destacan.
Entre ellos se encuentra el sueco Salomo Ntuve (52), plata de Europa en 2008, pues llamó la atención la ausencia a última hora del indio Vijender Kumar, bronce olímpico y mundial de los 75, quien contrajo matrimonio hace tres días y finalmente no pudo viajar como se esperaba.
Los otros a seguir son los también concursantes en Beijing-2008 Mike Carvalho (69 kilogramos) y Everton Lopez (64), ambos de Brasil y monarcas panamericanos al igual que el dominicano Roberto Navarro (60).
En el caso de Carvalho, fue el victimario del subtitular estival Carlos Banteur en la eliminatoria de Ecuador, por lo que el santiaguero tendrá la oportunidad de la revancha si se vuelven a ver las caras en una hipotética final, más accesible para el suramericano porque solamente encontrará en su camino a boxeadores no cubanos.
Por el contrario, tanto Banteur como el resto de los ya clasificados para los Panamericanos de Guadalajara deberán cruzar guantes con los otros aspirantes a integrar la escuadra al Campeonato Mundial de Bakú en septiembre, apenas unas semanas antes del torneo continental.
Particularmente atractiva debe ser la porfía entre Yosvany Veitía y Daniel Matellón en la categoría mínima, la de Leinier Perot contra Osmay Acosta y José Larduet en 91 y la de Erislandy Savón con Robert Alfonso en los superpesados, pues en todos los casos se trata de un casi novato frente a otro con experiencia mundialista y hasta olímpica. De los “panamericanos”, solamente Savón ya estuvo en un Mundial de mayores, el de Roma-2009.
A estas porfías se suma otra no menos interesante, la de Julio César la Cruz con Irosvany Duvergel en 81, pues se trata de dos pugilistas necesitados de estabilidad para adueñarse del peso. Para todos ellos el Cardín no será un torneo más.
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