Dramática, no menos podía ser la décima coronación del Real Madrid
en la Liga de Campeones de Europa, 12 años después de su último
estrellato en el fútbol del Viejo Continente.
Una vez más el Atlético de Madrid estuvo a segundos de levantar
la Orejona, pero esta vez fue el tanto de Sergio Ramos en el descuento
el que lo impidió. En ese momento los seguidores merengues deben haber
estado ya sin uñas, de tantas veces que intentaron anotar y no pudieron.De ahí en adelante las piernas no le dieron para más a un equipo que no hizo demasiado por la victoria, pero se hubiera consagrado gracias a un despiste monumental del portero Iker Casillas, aburrido con tan poco trabajo hecho. Nada, que los santos también se equivocan.
No es que el plantel merengue haya brillado ni mucho menos, su juego estuvo muy trabado por un mediocampo tan luchador como el del Aleti, ya agotado luego de las mil batallas libradas durante toda la temporada, en la cual prácticamente no tuvieron reemplazo.
El presidente del plantel colchonero había dicho poco antes del encuentro: Quiero que el Madrid se ponga en ventaja, para luego nosotros meterle tres. Vaya si fue profético, pero en sentido inverso, el señor Enrique Cerezo. Hasta le sobró uno, el que amplió a 17 el récord goleador de Cristiano Ronaldo en la Champions, bien difícil de romper con un formato a 11 partidos.
Los dos equipos apelaron a sus cábalas, siguiendo al pie de la letra lo hecho en coronaciones anteriores, pero le salió mejor al Real.
El Cholo Simeone incluso volvió a alinear a Diego Costa a pesar de no encontrarse totalmente recuperado (imposible en tan poco tiempo), para ver si su salida temprana volvía a servir de talismán, como ocurrió contra el Barcelona en Liga y Champions. Y casi lo consigue de nuevo.
Carlo Ancelotti también hizo su apuesta con Sami Khedira, y también me parece que tuvo sus razones. Yo no veía a Illarramendi listo para un encuentro de este tipo y al igual que el técnico italiano me la hubiera jugado con el volante alemán, aunque su rendimiento estuvo por debajo de lo aceptable.
Gareth Bale, o Bolt, como prefiere llamarle el madridismo, se redimió en tiempo extra luego de haber fallado las dos más claras en los 90 reglamentarios, y se marcha satisfecho de la campaña, sin Mundial, pero siendo protagonista en los dos títulos de su club.
12 años y muchos millones de euros después, al fin las vitrinas del Real Madrid engrosan el salón que más les gusta. ¿Tendrán que esperar 12 más para sumar otra Orejona?
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