Por Lemay
Padrón Oliveros
Fui uno
de los grandes sorprendidos con el anuncio de que Alfonso Urquiola será el
manager del equipo Cuba en el próximo tope contra Estados Unidos.
Por
supuesto, no sorprendido porque no lo merezca; en estas mismas páginas he
planteado más de una vez mi admiración por quien considero uno de los mejores
directores de los últimos 20 años. Además, el título conquistado con Pinar del
Río, al que pocos daban como favorito al trono antes de iniciarse las
hostilidades salvo por su propia presencia en el timón de mando, es aval más
que suficiente para pensar en él.
Sin
embargo, esta nominación no sé bien si es un premio o una “papa caliente” que
le han soltado a Urquiola para luego someterlo al escrutinio público.
Recordemos
que el año pasado nuestro equipo nacional no fue capaz de ganar ni uno de los
cinco encuentros celebrados en suelo norteamericano contra el equipo norteño,
básicamente sub-23.
Ahora de
entrada se le pone al mentor pinareño la camisa de fuerza de que lidiará en
igualdad de condiciones con los estadounidenses, es decir, con un grupo formado
en su gran mayoría con peloteros menores de 25 años, con perspectivas de
integrar la escuadra cubana al Clásico Mundial de 2017.
Claro,
peor que el pasado año no lo puede hacer, salvo que perdiera por nocaut todos
los desafíos, lo cual considero lógicamente imposible, pero de cualquier manera
esto me sabe a castigo, más que a premio.
De
entrada, no se dijo si una buena actuación en este tope serviría para hacerse
cargo con la selección absoluta, que hasta donde se ha declarado públicamente
tiene dueño fijo hasta 2017, y este es Víctor Mesa.
Por
tanto, no entiendo mucho este cambio. En definitiva, quien va a dirigir en el
Clásico de 2017 es precisamente quien debe seleccionar sus talentos con
perspectivas, e intentar ir compenetrándose con ellos en el tiempo que resta
para el torneo, y no someterlos a otra disciplina y metodología para luego
jugar de otra manera a la hora cero.
Urquiola
tendrá, porque se lo ganó, el derecho a dirigir a la nómina cubana en la
venidera Serie del Caribe, ¿o será que esto es precisamente para luego llevar
al equipo nacional a la Serie,
y por ende bajo las órdenes de Víctor Mesa? Mejor no pensar en eso, aunque la Comisión Nacional
se pudo haber ahorrado las especulaciones con una respuesta clara a las
interrogantes de la prensa.
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