Por Lemay Padrón Oliveros
Más de 10
años llevaba la Liga
española con solamente dos dueños: Real Madrid y Barcelona, que habían
establecido una tiranía feroz y se alternaban las dos posiciones cimeras desde
el mismo pitazo inicial, y cuando llegaba el último, casi siempre sacaban más
de 10 puntos al ocupante de la tercera casilla.
En la
pasada temporada el Atlético de Madrid sacó las uñas y se plantó como un serio
contendiente, pero no fue hasta la que terminó épicamente este sábado que los
colchoneros lograron romper el duopolio ibérico.
La
coronación tuvo ribetes de heroicidad, porque la situación pintaba bien feo
para los rojiblancos con la salida por lesión de sus dos mejores, Diego Costa y
Arda Turan trascurridos apenas 20 minutos de juego, con un Camp Nou eufórico
ante la enésima posibilidad de sacar algo positivo de una campaña blaugrana
para el olvido, y para colmo, luego de sufrir un supergolazo en contra a los
34, obra del chileno Alexis Sánchez, que pudo ser el gol de su vida si hubiera
finalizado con la coronación catalana.
Bastante
suerte habían tenido los madrileños con las lesiones, porque durante toda la
temporada tiraron prácticamente de solamente 14 hombres, y en algún momento el
cuerpo tenía que sentirlo.
Se acabó
la primera mitad, y el técnico Cholo Simeone arengó a los suyos como sólo él
sabe hacer para llenarles a sus pupilos la cabeza de rabia, ponerles el
cuchillo entre los dientes, y salir al campo sin complejos, a ganar, ganar y
volver a ganar si es preciso, todas las veces que sean necesarias.
El cabezazo
sensacional del uruguayo Diego Godín fue el colofón de un vendaval atlético
desatado desde antes de concluir la primera mitad, y un golpe sicológico
demasiado fuerte para un Barcelona a años luz de sus mejores momentos.
Un título
no hubiera cambiado mucho la realidad del clan Barza, que parecía
imparable en los comienzos de la campaña y poco a poco se fue desinflando debido
a disímiles problemas tanto dentro como fuera del campo. Los primeros todo el
mundo sabe como se resolverán, a base de talonario, con una renovación casi
total a la que probablemente solo sobrevivan Messi, Iniesta, Busquets y Piqué,
y quizás hasta me sobre alguno, si no fuera porque nadie en la práctica “limpia
la casa” de esa manera.
Lo cierto
es que ganó el favorito de la mayoría futbolera no catalana de corazón. La Décima del Aleti no podía
ser de otra manera, para disfrutarla hasta el delirio como lo han hecho sus
parciales en las inmediaciones de la Fuente de Neptuno.
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