El
Real Madrid le debía a sus seguidores una victoria contra un equipo
grande, y en menos de un mes despachó sin contemplaciones a los dos
mejores conjuntos de la última década.
Contra
un irreconocible Bayern sacó la estirpe del mejor fútbol merengue,
el que lo ha llevado a conquistar nueve veces el reinado de Europa, y
lo colocó camino de la Décima, y en condición de favorito sin
importar el rival.
Sí,
porque tal como dije en la semifinal Industriales-Pinar del Río de
la pasada Serie Nacional, creo que el ganador de esta serie se lleva
la Orejona. Reitero, no es por demeritar a los otros dos posibles
rivales, pero su fútbol está bien distante del mostrado esta
campaña por el todavía campeón de la Champions, que fue maniatado
totalmente por el plantel madrileño.
Si
pocos esperaban el 1-0 del Bernabéu, muchos menos deben haber
apostado por el incontestable 4-0 del Allianz Arena. De nuevo Pep
Guardiola echó en falta a un volante de creación, pues las
tentativas germanas seguían siendo las mismas, balón a los
extremos, a ver qué sale. Si tienes la pelota tienes menos
posibilidades de que el rival te ataque, pero hay que saber qué
hacer con ella.
Sin
embargo, Franck Ribéry y Arjen Robben fueron devorados literalmente
por un cada día más crecido Dani Carvajal y un Fabio Coentrao que
vive quizás su mejor momento como madridista.
La
falta de imaginación ofensiva de este Bayern fue un fardo demasiado
pesado ante un Madrid que no perdona casi nunca, y en una sola
campaña se ha quitado de encima la maldición de Alemania, luego de
eliminar sucesivamente a tres equipos teutones, con goleadas
incluidas a dos de ellos en suelo germano. La Bestia Negra del Bayern
se ganó una Bestia Blanca, responsable de su derrota más vergonzosa
en la historia continental.
Dos
años llevaba Sergio Ramos mascullando su venganza, luego de haberse
confundido de deporte y disparar un jonrón a las gradas que sacó a
los merengues de la final, precisamente contra el Bayern, aunque en
el Bernabéu. Dos tantos de cabeza en los cuales mucho tuvo que ver
la marca arrastrada por Cristiano Ronaldo le dieron su redención,
luego de haber sido abochornado por medio mundo en aquel momento,
incluyendo algunos jugadores del Munich. Evidentemente, su
involucramiento en el ataque merengue en el encuentro sabatino contra
Osasuna era un ensayo para lo que ocurriría este martes.
Pero
si alguien merece la mayor cantidad de elogios, aunque no esté en
cancha, es el técnico Carlo Ancelotti, que mantuvo su invencibilidad
ante equipos alemanes con un planteamiento táctico impecable. Los
blancos metieron tanto miedo a sus rivales que incluso dominaron la
posesión en los primeros compases, y tras el 2-0 bajaron la
intensidad, convencidos de que sería imposible a los bávaros
marcarles cuatro veces.
El
único punto negro fue la amarilla infantil que se ganó Xavi Alonso,
con el encuentro 2-0 y lejos del área de peligro; veremos si no lo
extrañan demasiado el próximo 24 de mayo. Los Reales irán, al fin,
por la Décima, que sería la primera para la gran mayoría de la
plantilla.
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