Por Lemay
Padrón Oliveros
Bastante
lejos de sus momentos de mayor esplendor, la LSB cuenta no obstante con el prestigio de
haberse mantenido con una estructura bastante similar en sus tres lustros de
existencia, amén de la dispar cantidad de juegos, y sigue contando con un buen
respaldo de público.
La
novedad ahora será la incorporación de Artemisa, atendiendo a sus buenos
resultados en las categorías inferiores, en detrimento de Pinar del Río.
Pero para
el cierre del torneo, previsto en febrero del próximo año, deben ser
protagonistas las mismas nóminas: Ciego, Capitalinos, Camagüey y Matanzas,
aunque estos dos últimos tienen bajas significativas.
Los
agramontinos no contarán con dos de sus mejores jugadores (Leonel Batista y
Yorman Polás) y los yumurinos extrañarán por primera vez en casi dos décadas a
su máquina de anotar (Allen Jemmott).
Esto
pudiera abrir el diapasón para Villa Clara, Guantánamo o Santiago de Cuba, en
dependencia de cómo les vaya durante los 28 partidos de la fase clasificatoria,
pactada a dos vueltas.
En
cambio, Ciego mantiene la base de los últimos años, que tantos títulos le ha
dado a base de calidad, experiencia y ese “saber ganar el bueno” tan necesario
en el deporte.
Por su
parte, Capitalinos decepcionó en la anterior LSB al caer en las semifinales
cuando era candidato al trono, y ahora volverá a salir como el gran aspirante a
destronar a los Búfalos. Como vivieron en carne propia hace unos meses, una
cosa es querer, y otra poder, pero ahora nos centramos solamente en la
clasificación, y para eso no deben tener problemas.
A la par
se jugará la versión femenina, con los mismos conjuntos de la pasada edición, de
donde a inicios de marzo del próximo año se conformará la preselección para el
plantel que buscará obtener uno de los tres boletos al Mundial de España-2014
en el Torneo de las Américas, con sede todavía sin definir entre Brasil o
Puerto Rico.
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