sábado, 1 de septiembre de 2012

PSG: cuando los dólares son antónimo de éxito

Por Lemay Padrón Oliveros 

Tras hacer el mayor desembolso de su historia, los directivos del club francés París Saint Germain (PSG) pretendían asegurarse el éxito, pero al contrario: viven el peor inicio liguero de las últimas dos décadas.   
   Muchos equipos de fútbol basan sus aspiraciones en el grosor de su billetera, y en muchos casos los grandes desembolsos rinden, pero en el caso del PSG, el dinero ha caído en saco roto, tanto en la Liga pasada como en el comienzo de esta.
   El segundo puesto en la pasada Ligue 1 es muy poco para un plantel que gastó 85 millones de euros en la incorporación del volante argentino Javier Pastore, el defensa uruguayo Diego Lugano, y los zagueros brasileños Maxwell, Alex y Thiago Motta.
   Otro título rozaron con las manos, el de la Copa de Francia, de la cual fueron finalistas, pero tampoco la alzaron los fichajes del DT italiano Carlo Ancelotti y del manager brasileño Leonardo Araujo, otras dos incorporaciones de 2011.
   Para la actual campaña, los propietarios cataríes dieron el visto bueno al talonario de otros 90 millones de euros, incluidas las llegadas del sueco Zlatan Ibrahimovic y del brasileño Thiago Silva, ambos procedentes del Milán AC, pero tampoco le dan las cuentas.
   Ibra ha conseguido los dos goles del conjunto hasta ahora pero se fue en blanco en el empate 0-0 contra Burdeos, tercero consecutivo del once capitalino en igual cantidad de choques, y Silva vestirá oficialmente por primera vez la camiseta azul y roja este mismo fin de semana.
   Las promesas de fantasía siguen siendo solo eso hasta ahora, y el propio Ancelotti, quien lleva ya nueve meses en su cargo, sigue apelando a la paciencia para ver los resultados sobre el terreno.
   Se han producido demasiadas incorporaciones, todo irá mejor en los próximos encuentros. Tenemos que mejorar la identidad del equipo sobre el terreno, dijo recientemente el preparador, quien justifica la calma con su impresionante palmarés.
   De momento Nasser al-Khelaifi, el jeque del clan catarí dueño del conjunto del Parque de los Príncipes, no ha mostrado desespero; quizás su vista está puesta en la Liga de Campeones, donde el PSG debuta en unas dos semanas después de seis años sin jugarla.
   Pero si la máxima competición europea es el escaparate escogido por los poderosos del Medio Oriente para mostrar sus joyas, todavía van a tener que pulirlas mucho en los días restantes.
   Por lo mostrado hasta ahora se ve difícil que el plantel de la Ciudad Luz en su versión Golfo Pérsico brille entre los grandes del continente, con todo y su compensada plantilla.

DECEPCIONES DOMÉSTICAS

La decepción parisina se acentúa con el hecho de que el eterno rival, el Olympique de Marsella, permanece invicto e imbatido en Francia (tres victorias en tres partidos) y es líder con cuatro goles a favor y ninguno en contra.
   Por el contrario, el combinado parisino no pudo ganar ni siquiera en su más reciente presentación, pese a que Burdeos reservó a buena parte de sus principales cartas porque el próximo jueves disputa la Liga Europa contra el serbio Estrella Roja de Belgrado.
   Más allá de los resultados, el equipo de Ancelotti carece de argumentos para ilusionar a corto plazo y ya la palabra crisis se dejó escuchar entre los fanáticos, quienes les prodigaron también los primeros silbidos de la campaña.
   Como en todo proyecto multimillonario, los primeros en sufrir son los canteranos, y aunque las inferiores del PSG se proclamaron campeonas nacionales sub-17 y sub-19 en 2011, solamente el espigado mediocentro Adrien Rabiot ha tenido hueco en la plantilla grande.
   Varios de los demás talentos de estos equipos han optado por desvincularse definitivamente de la entidad, y si en definitiva los importados no dan el salto de calidad sustancial, todo el sueño se puede descarrilar.
   Al-Khelaifi, cabeza visible del grupo QSI (Qatar Sports Investment), sigue sin ver brillar sobre el césped al proyecto más caro del actual fútbol europeo, pese a triplicar los presupuestos de sus rivales directos por el trono galo.
   A nivel táctico, el DT italiano ha ensayado con Pastore como interior, para facilitar la fluidez en circulación de balón desde el inicio de la jugada, y así enganchar con el tridente ofensivo del equipo.
   Es precisamente el poder de fuego lo que hace peligroso a este PSG, con Ibra, el argentino Ezequiel Lavezzi, los franceses Jeremy Menez y Kevin Gameiro y el brasileño Anderson Carvalho “Nené” como potenciales titulares, pero la pólvora permanece mojada.
   Velocidad, profundidad y fuerza en el juego aéreo no le falta a su primera línea, que deberá mostrarse dispuesta a asociarse indistintamente, dejando de lado los egos, para poder sacar el máximo a este esquema 4-3-3 y saciar las ansias de triunfo.
   La obligación de vencer debe convertirse en nuestro ADN. Estamos aquí para ganar, no para reír o para las fotos. Si un jugador no es consciente del proyecto en marcha, no se quedará, advirtió la pasada semana el director deportivo, el brasileño Leonardo
   Pero lo cierto es que el PSG galáctico, presagiado como una aplanadora capaz de dejar echo polvo a todo plantel capaz de cruzársele en su camino, está lejos de aparecer.

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