domingo, 23 de octubre de 2011

Un gigante de ébano en Guadalajara

Por Lemay Padrón Oliveros

Guadalajara.- Pocas personas destacan tanto en esta ciudad como el luchador cubano Mijaín López, una mole de ébano de 1.95 metros de estatura y 120 kilogramos de peso, que ganó el oro en los XVI Juegos Panamericanos como si se tomara un vaso de agua.
   Es lógico, se trata del actual campeón olímpico y cuatro veces campeón mundial, un hombre que ha perdido en contadas ocasiones en los últimos seis años, y siempre ante contrarios de probada jerarquía.
   A la salida del Centro Olímpico Deportivo del Estado (CODE) II, sede de las competencias de lucha en la cita continental, era la atracción indiscutible.
   Autógrafos, fotos y felicitaciones llovían sobre este muchachón de 29 años, que lo ha ganado todo en el mundo de la lucha y todavía puede dar más.
   Con mucha tranquilidad ganó su tercera corona en Panamericanos, pues previamente se había impuesto en Santo Domingo-2003 y Río de Janeiro-2007, lo cual representó para él un momento importante porque lo colocó entre los máximos titulares de su deporte en este tipo de lides.
   De esta manera contribuyó también a la cosecha de Cuba en los Juegos, y no hizo quedar mal a quienes le dieron el honor de ser el abanderado de toda la delegación caribeña.
   A López Guadalajara-2011 le permitió además cerrar el año con una victoria, pues semanas atrás no pudo refrendar su título superpesado en el certamen del orbe organizado en Estambul, y aquí ganó todos sus combates por superioridad, incluyendo el de la final contra el venezolano Rafael Barreno.
   El propio Barreno dijo tras concluir el combate por el trono que había sido un honor y un orgullo haber competido con el mejor luchador del mundo en estos momentos.
   Tuve la suerte de agarrar un poule bastante bueno e ir a la final con el campeón olímpico y cuatro veces campeón mundial; la plata para mí es un oro, definitivamente, declaró.
   Para el gladiador antillano queda ahora el reto de los Juegos Olímpicos de Londres-2012, donde espera refrendar su corona de Beijing-2008, y para eso tiene claro que necesita vengarse del turco Riza Kayaalp, quien le arrebató el oro en el pasado Mundial.
   Este era el año de cometer los errores, el próximo todo tiene que ser perfecto y ya corrijo las imprecisiones para convertirme en bicampeón olímpico, algo que solamente otro luchador cubano ha conseguido, Filiberto Azcuy, expresó.
   Tanto él como sus entrenadores están conscientes de que lo sucedido en Estambul no volverá a ocurrir nunca más, y según su criterio dentro de 10 meses será su brazo el que se eleve para volver a disfrutar de la gloria olímpica.
   Para ese entonces, Guadalajara-2011 habrá sido apenas un escalón más en su ascenso al Olimpo.

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