Para Cuba esto debe traducirse en poca rotación de púgiles, independientemente de los rivales, hasta tanto no estén asegurados los lideratos en cada categoría posible.
Por ejemplo, si se repitiera el excepcional performance de la campaña anterior, solamente Yobany Veitía y Erislandy Savón tomarían descanso en las postrimerías de la fase preliminar, con el resto no hubiera sido bueno arriesgarse.
Lo ideal sería poder dar fogueo a la mayor cantidad posible de pugilistas, pero al estar en juego las clasificaciones estivales, se debe priorizar la conquista de la mayor cantidad de pasaportes por esta vía, mucho más expedita que la del Mundial, donde una derrota te saca del torneo y de una posible clasificación olímpica.
En cualquier caso, no sé si el colectivo de entrenadores se inclinaría por las rotaciones, porque no lo hicieron en 2014, cuando pudieron en los casos mencionados, y otros más.
Son 32 los inscritos en esta ocasión, pero una vez más el peso debe estar sobre los 11 titulares, con más razón esta vez, salvo los imponderables que pueden surgir a lo largo del año. Se supone que los duelos contra Marruecos, México, Gran Bretaña, China y Argelia no sean tan exigentes en la mayoría de las peleas, pero reitero, todo debe depender de cuán seguros estén los lideratos divisionales.
Viendo las cosas en detalle, parece ser la división mínima la proclive a la mayor cantidad de «experimentos», aunque el todavía juvenil Alexei Argilagos está muy verde y debe ser llevado poco a poco de la mano.
Así las cosas, las figuras jóvenes deberán buscar fogueo en cualquier otro torneo por invitación, porque a los Panamericanos de Toronto también deben ir los mejores.
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