La pregunta ronda las cabezas de los fanáticos al béisbol en toda la Isla, y es bien difícil de responder.
Desde la instauración de los refuerzos, un deporte de por sí impredecible, a pesar de ser aquel donde las estadísticas arrojan más luz, se ha convertido en una auténtica caja de sorpresas.
Matanzas y Granma tienen una apreciable ventaja en los dos primeros puestos, pero no puede haber exceso de confianza, y si a los orientales no les funcionan los refuerzos, escogidos a mi juicio demasiado fríamente, pudieran quedar fuera de la parte más interesante del campeonato.
Con siete peloteros nuevos en cada novena aumentan las posibilidades de que el trabajo realizado en varios meses se te vaya por la borda porque quienes escogiste para fortalecerte no rinden lo esperado de ellos. Si con cinco nuevas adiciones era bien influyente lo que aportaran los recién llegados, con siete se vuelve determinante, porque si los tuyos no rinden, seguro lo hacen los de los rivales, y por ahí se puede decidir el título de Cuba. Así ha sido en las dos últimas campañas, y nada me dice que no se repetirá la historia.
Por eso es una verdadera soga al cuello intentar pronosticar lo que sucederá en los 40 juegos que faltan. En estas mismas páginas ya expresé mi opinión sobre los directores que mejor se reforzaron, pero a esto hay que sumar la tabla de posiciones, y saliendo como octavo, por muy bien que haya pedido Hirochis Bartutis, con tantos equipos encima será una ardua tarea colarse entre los cuatro grandes.
Las diferencias entre el tercero y el séptimo no son amplias, por eso aumentan las posibilidades de Pinar y Ciego, pero igual dependerán de cómo jueguen Isla de la Juventud, Artemisa e Industriales, pues para que suban ellos, los otros tienen que bajar.
Cuando las cosas se ponen duras, siempre apuesto por la experiencia, y por eso creo que pinareños y avileños, junto a industrialistas, tienen las mayores opciones de desplazar a uno o varios de los cuatro punteros actuales. Unas subseries más adelante tendremos más certezas.
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