Por Lemay Padrón Oliveros
La
integración del equipo a los Centroamericanos se llevó toda la atención, pero
algo mucho más duradero se conoció en ese encuentro, el nombramiento oficial de
Heriberto Suárez como nuevo director nacional de béisbol, para completar una
especie de terna junto a Higinio Vélez, presidente de la Federación cubana, y
Víctor Mesa, director de la selección nacional.
Muy
esperanzador fue su anuncio público de que se trabaja en una nueva estrategia
comunicacional en la pelota cubana, demasiado llena de misterios al más puro
estilo CSI, y necesitada a gritos de mucha mayor transparencia. También se
refirió a la disposición de tomar en cuenta las opiniones de todos, incluyendo
los aficionados que se manifiestan en los foros digitales.
Luego, en
un encuentro privado, se mostró muy complacido por la forma en que fue escogido
el equipo a Veracruz, porque fueron escuchados todos los criterios, votación
incluida, y por eso salió una nómina tan completa. Como siempre, habrá
criterios divergentes sobre alguna que otra figura, pero en sentido general me
parece bastante acertado este listado.
Él mismo
había apostado por el torpedero Luis Alberto Valdés, actual líder de los
bateadores, pero tras escuchar las opiniones de otros, en el sentido de que al
no ser el titular se veía reducido su abanico de posible aporte al equipo,
porque Dainier Moreira es mucho más rápido y habilidoso con el madero al
hombro, cambió de opinión.
Así deben
ser todas las discusiones en esa cúpula, sin que nadie se aferre a nadie, ni se
sienta mal porque en un momento determinado no haya sido su propuesta la
aceptada. Se trata de saber escuchar a todo el mundo, porque mientras más
personas aporten sus conocimientos, menos deben ser los errores cometidos
luego.
La Federación cubana de béisbol tiene una
pésima imagen en los aficionados, eso no es secreto para nadie; por eso sería
bueno aprovechar este nuevo rostro para cambiar también el rostro público de la
pelota.
Como todo
lo que nace, debe ser arropado en sus comienzos, recibir todo el apoyo posible
y el voto de confianza para comenzar su labor, más todavía cuando es tan ardua
como la que tiene por delante Heriberto Suárez.
Yo no soy
religioso, pero rezaría porque el paso del tiempo y los inevitables roces no le
hicieran cerrar puertas y oídos, porque no saldríamos jamás de este pozo sin
aparente fondo.
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