Por Lemay Padrón Oliveros
Fuertes ráfagas que son capaces de hacer perder el equilibrio a un hombre de estatura y peso promedio golpean con fuerza toda la zona del hermoso malecón veracruzano y se hacen sentir también varias cuadras más adentro, acompañados de la molesta arena.
En la monumental El Tiempo y el viento, de Érico Veríssimo, el viento era casi un personaje más en la zaga iniciada por el entrañable Rodrigo Cambará; aquí pudiera interpretarse como un competidor más.
Especialmente en la natación y el nado sincronizado ha sido un elemento crucial en cada jornada, batiendo en contra en el momento de la arrancada para ondinas y tritones, y alterando las rutinas de las sincronizadas.
Rachas de hasta 103 kilómetros por hora han obligado a suspender esta misma fecha las lides del nado sincronizado, y también las de hockey, ambas pospuestas en el calendario.
Lo cierto es que quienes llegamos a esta hermosa urbe con ganas de disfrutar el clima tropical hemos tenido apenas un día con esas condiciones, el de este domingo.
Nada de aspirar a llegar con el cabello arreglado a las instalaciones, y mucho cuidado con las credenciales, porque si no se sostienen con fuerza te golpean constantemente en el rostro y se van enredando, como si te quisieran asfixiar.
Como consecuencia de este Norte, como le llaman aquí a la llegada de un frente frío, las temperaturas han bajado notablemente, y el sol sale solamente a ratos.
Tal como van las cosas, mis pantalones cortos dormirán el sueño eterno en el equipaje.
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