Por Lemay Padrón Oliveros
Río de Janeiro.- La selección más exótica de la Copa Confederaciones de fútbol de Brasil-2013 acaba de decir adiós hoy con una goleada que no por esperada deja de ser escandalosa.
Río de Janeiro.- La selección más exótica de la Copa Confederaciones de fútbol de Brasil-2013 acaba de decir adiós hoy con una goleada que no por esperada deja de ser escandalosa.
Sin embargo, la imagen de la
celebración del portero Mikael Roche es la mejor para definir a un
equipo que vino sin aspiraciones al torneo, consciente de que su nivel
está a años luz de la mayoría de los restantes.
El desafío
marchaba 8-0 favorable a los españoles, y Roche acababa de pararle un
penalti a Fernando Torres, pero su festejo fue como si alzara la Copa.
Apenas segundos más tarde “El niño” lo burló para marcar su cuarto tanto del partido, pero eso quedó en nada.
La intención principal de Tahití en el torneo era no salir goleada en
los tres partidos, y ya lleva dos. Lo peor es que no se ve cómo evitar
una tercera.
No mucho se le puede pedir a una nómina casi
totalmente amateur, en la que apenas un jugador, el veterano Marama
Vahiura, es profesional (actualmente juega en Grecia con el
Panathinaikos) y varios de ellos están emparentados entre sí.
El
marco majestuoso de Maracaná fue el escenario del duelo con los
españoles, que decretó su eliminación antes de concluir el calendario
preliminar ante decenas de miles de aficionados que colmaron las líneas
de metro en las horas cercanas al comienzo.
No obstante, los 'Toa
Aito' (Guerreros de Fuego, en tahitiano) salieron con orgullo ante una
afición que multiplica varias veces los centenares de espectadores
acostumbrados a verlos jugar en la Polinesia.
Para aclimatarse a
esa situación recrearon esos ambientes con la ayuda de altavoces en los
que se emitían los gritos y los abucheos de decenas de miles de
personas.
Si podemos conseguir un tanto ya será una actuación
excepcional para nosotros, declaró antes del inicio del certamen el
seleccionador tahitiano, Eddy Etaeta, y ya lo había conseguido ante
Nigeria el día inicial.
Para los jugadores, varios de ellos sin
empleo, ha sido una oportunidad de mostrarse al mundo y quizás dejar de
lado las labores de estibador, alpinista o auditor que poseen los más
afortunados.
Ya están eliminados, y eso no los sorprende, sino que
los estimula a intentar llegar al arco rival en su último encuentro
contra Uruguay, en Recife el próximo día 23.
De algo pueden estar
seguros, ahora Tahití sonará, el menos en los oídos de los seguidores
del fútbol, por algo más que las pinturas de Gauguin.
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