Han pasado más de 50 años. Medio siglo alejados de nuestro entorno natural, el más barato y accesible, el más acorde a nuestra idiosincrasia, pero al final se abrió la puerta, y el béisbol de Cuba regresará a su escenario más cercano:
Sempiterno
ganador en sus inicios, el combinado cubano se alejó en 1960 de estas lides, y
aunque por mucho tiempo no se extrañaron, porque se jugaba otro béisbol, ahora
se ha vuelto imprescindible chocar a este nivel para elevar el techo de nuestra
pelota.
Cada año
nuestros peloteros juegan con las cuatro letras menos de 20 partidos, y
entonces lo que llevan a los terrenos del mundo es lo aprehendido (con H) en la Serie Nacional , donde se ven
cosas muy buenas, pero también muy malas.
Encuentros
de nivel superior pide a gritos nuestro béisbol para que a la hora buena no nos
falle esto a aquello (siempre es un detalle, pero un detalle que cuesta juegos
y títulos).
Las
negociaciones han sido arduas, pero al fin han dado sus frutos. Como en el caso
de la Serie Mundial
de boxeo, Cuba necesita la Serie ,
pero la Serie
también necesita a Cuba, y en este arreglo sale ganando todo el mundo.
Muy justo
es que vaya el equipo campeón de nuestra Serie Nacional, como hacen los demás
países, un estímulo adicional para dejar el pellejo en el terreno, sobre todo
aquellos conscientes de que llegar al equipo Cuba les queda un poco lejos,
aunque se entreguen en cada desafío. Igualmente estimulante para los colectivos
de dirección, que tienen muchas menos posibilidades de representar a la Isla en el exterior.
El
estadio "Nueva Esparta", de Isla Margarita, en Venezuela, será
entonces el teatro preparado para el regreso del hijo pródigo del Caribe del 1
al 7 de febrero de 2014, para disputar el trono ante novenas de México, Puerto
Rico, República Dominicana y Venezuela.
De
momento pensar en el trono es lo de menos (sin descartarlo por supuesto); el hecho
de regresar al Caribe es la mejor noticia que podíamos recibir en este
contexto.
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