Por Lemay
Padrón Oliveros
La
sentencia nos ha llegado de generación en generación, y nadie pone en duda su
acierto, pero no son tantos los que la cumplen. Quiero pensar que el llamado de
varias figuras para incorporarse a los entrenamientos de la preselección cubana
al III Clásico Mundial de Béisbol es un reanálisis del colectivo técnico sobre
la prenómina dada semanas atrás, y no un mero complemento para formar dos
novenas y poder jugar entre ellos.
Quiero
pensar que se toma en serio las posibilidades de Carlos Juan Viera, Yordan
Manduley, Yadiel Pedroso y Yasmany Tomás, por ejemplo, para realizar los cinco
cambios posibles al listado entregado el pasado mes.
Quiero
pensar que la tropa al mando de Víctor Mesa está realmente abierta a cualquier
variación, si el terreno se lo impone en los próximos días.
Por eso
le aplico la máxima que da título a este trabajo.
Nombres
más, nombres menos, ahora sí están casi todos los exigidos por los aficionados,
con muy pocas excepciones. Me sigue pareciendo insuficiente la explicación
sobre la ausencia de Ariel Pestano, aunque extraoficialmente me han llegado
algunas de las “quejas” realizadas por el cuerpo técnico. De todas maneras,
para mí Víctor sigue estando en deuda en este sentido, porque si criticó
gratuitamente a Alexei Bell, debió dar todos los detalles para que el público
entendiera por qué el receptor titular de la última década es dejado en la cuneta
así sin más.
Pero
bueno, particularidades aparte, considero plausible el hecho de ampliar la
preselección. Reitero, si esto no es una mera camisa de fuerza para cumplir con
la gente y redondear dos equipos. Y es que no sé por qué, a muchos seres humanos
nos cuesta reconocer que no somos perfectos, que nos equivocamos, y que cuando
alguien nos critica no necesariamente lo hace con mala intención. Sobre todo
cuando se trata de un asunto de interés nacional.
No sé a
los lectores de esta página, pero a mí no me basta con que el colectivo de
entrenadores cargue las culpas si llega el fracaso, a mí me gusta perder con
los mejores, y en esa primera prenómina faltaban demasiados nombres.
Nunca se
logrará poner de acuerdo a todo el mundo (quizás ni siquiera a dos), pero estoy
seguro de que con estas nuevas inclusiones ha bajado el número de detractores
aparecidos el pasado 20 de enero.
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