martes, 30 de octubre de 2012

Más sobre la estructura


Por Lemay Padrón Oliveros

Bastante se ha escrito y dicho en el último mes sobre la nueva estructura aprobada por la Comisión Nacional de Béisbol, que dicho sea de paso, oyó criterios y relanzó la Liga de Desarrollo, tomará como válidos los primeros 45 juegos y adelantó el método de selección de refuerzos, otro gesto plausible para una entidad que parecía totalmente ajena a los reclamos populares.
Antes de entrar en materia, una última aclaración para los defensores de los refuerzos. NO ME PONGAN MÁS A MATANZAS COMO EJEMPLO. Los “importados” del plantel yumurino estuvieron allí desde la preparación, se impregnaron con la filosofía de Víctor Mesa y, lo más importante, seguirán allí para el venidero torneo. Nada que ver con un refuerzo que llegará para hacer su labor, lucir individualmente y al siguiente año “si te he visto, ni me acuerdo”, lo cual no ayuda para nada al desarrollo del territorio. ¿Se imaginan a Yadier Pedroso siendo campeón tres años seguidos con Matanzas, Pinar del Río y Cienfuegos?
Pero en realidad el objetivo de este comentario es tocar un tema que no he visto en el debate: el calendario. Evidentemente, con solamente 45 juegos en la primera etapa, única para la mitad de los equipos, cada novena puede enfrentar solamente tres veces a las restantes, y esos tres desafíos les pueden tocar lo mismo como visitantes que como anfitriones.
¿Se han puesto a pensar que un conjunto se puede jugar toda la campaña en dos subseries seguidas cerrando fuera de casa? Eso es perfectamente posible, porque por las limitaciones económicas generalmente se aprovecha la visita de un equipo a una zona alejada para permanecer allí y celebrar dos o tres subseries antes de recorrer cientos de kilómetros de regreso a su cuartel general.
Usted me dirá, eso mismo puede ocurrir en los 90 juegos. Sí, pero ya su novena tuvo otros tres juegos a domicilio contra ese mismo conjunto, y los debió aprovechar, no como ahora, que tendría una sola oportunidad, y lo mismo puede ser en tu estadio o en el del rival.
Esto también puede alterar las rivalidades históricas. Por ejemplo, actualmente Santiago e Industriales, por tomar la más mediática, van parejos en victorias y derrotas, y han jugado casi exactamente lo mismo como home club que como visitadores. Con esta estructura, de aquí a 10 años uno de los dos le puede sacar a otro una gran (y engañosa) diferencia.
En los últimos cinco años han sido intermitentes en la postemporada, y esa tendencia puede mantenerse en la década siguiente. Así las cosas, supongamos que este año toca jugar en el Latino e Industriales barre, y luego Santiago no clasifica. Ya son tres victorias más para los Azules, pero al siguiente se juega en Oriente la fase regular, y clasifican los dos; siguen arrastrándose esas tres primeras.
De repetirse la situación, en una década pueden ser ya más de 10 juegos jugados más en un estadio que en otro, y eso altera las estadísticas. A diferencia del primer aspecto, ahora se trata de un daño menor, está claro, pero es un daño al fin.
Por eso, además de los refuerzos por supuesto, preferiría que esta variante durara solamente un año y se pensara mejor en dos torneos.

No hay comentarios: