viernes, 12 de octubre de 2012

Vaivenes de Bolt

Por  Lemay Padrón Oliveros 

Tan inestable como el voltaje en mi edificio es el más excepcional corredor que haya visto en mi vida… hasta que el dopaje nos separe, si es que lo hace. Claro que estoy hablando del jamaicano Usain Bolt.
 Uno lo ve desafiar todas las barreras lógicas del ser humano, con ese desenfado propio de la sangre latina y caribeña, echarse en un bolsillo a todos los públicos desde la Tierra hasta Neptuno y se dice: este puede hacer y decir lo que le dé la gana, es un intocable.
 Y así asumimos entonces los profesionalmente encargados de escribir sobre él sus constantes vaivenes, sus cambios de humor y sus declaraciones contradictorias, como las que ha hecho en los últimos días.
 Primero reiteró que en sus planes estaba practicar en serio el salto largo, sueño acariciado ya desde 2009, y luego se echó para atrás: se concentrará en repetir sus tres oros en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-2016.
 Luego repitió que el otro deporte en su agenda para practicar cuando dejara el atletismo sería el fútbol, pero cuando la mente se le aclare seguro se dará cuenta de que ya estaría muy viejo para eso, y entonces llegará el desmentido.
 No importa, cientos de periódicos, revistas, telediarios y cualquier cosa capaz de ser vista, leída y oída por más de dos personas, estarán ávidos por escuchar sus palabras, cual feligrés detrás del prelado.
 Porque digan lo que digan, la Boltmanía es casi una religión, una forjada a base de récords asombrosos y no menos asombrosas actuaciones dentro y fuera de las pistas, en este todo incluido donde cabe desde lo más genial hasta lo más inverosímil; lógico en un chico veinteañero que logra divertirse y divertir a los demás al mismo tiempo.
 Antes de él, solamente el reggae y Bob Marley ponían a Jamaica a tanta altura y por tanto tiempo, pero esto ya es mayor, sobre todo porque vivimos en la era digital, donde los ídolos caen con la misma facilidad con que se construyen de la noche a la mañana, y Bolt sigue ahí, inalterable. Y ojalá sea per saecula, saeculorum, para seguir en la onda religiosa.
 Si quieres, puedes dedicarte hasta a la pelota, Usain, de la cual debes conocer bastante poco, porque estás por encima del bien y del mal. Este servidor, por lo menos, te seguirá riendo las gracias.

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