El
Superclásico que pondrá frente a frente a los dos equipos de fútbol más
mediáticos del mundo este fin de semana se antoja termómetro ideal para medir
las verdaderas intenciones de cada plantel en la actual temporada, sobre todo
las del vigente campeón Real Madrid, con paso irregular en los primeros
compases.
Magros
resultados ante equipos aparentemente flojos pusieron la alerta roja en los
seguidores del conjunto blanco, que poco a poco ha recuperado el ritmo y sobre
todo la forma deportiva, desastrosa luego del parón vacacional.
Llega
entonces el partido de los partidos, y mientras el Barcelona ha caminado
tranquilo en todas sus presentaciones, aunque no sin peripecias, el Madrid ha
ido dejando en el camino puntos que le pudieran hacer falta por allá por el
lejano mayo de 2013.
No
importa, un Barcelona-Madrid pasa por encima de todo eso, y este fin de semana
nuevamente los técnicos Tito Vilanova y José Mourinho tendrán otro duelo
bilateral, con la ventaja para el portugués de momento luego de haberse
impuesto en la Supercopa.
Aquel
revés debe haber molestado a Vilanova más que el dedo en el ojo de la campaña
anterior, pero no deja de ser un torneo menor, y el que se avecina sí es de
total importancia, aunque a la larga pudiera tener menos peso, con la gran
ventaja del once catalán en la tabla de posiciones.
Para nada
es un encuentro más, pero sobre todo en las filas madridistas es un examen
prioritario, imprescindible para saber si el título liguero del pasado verano
fue apenas una clarinada o el comienzo de una nueva era en España.
Además,
es evidente que el vestuario del combinado capitalino está roto, y eso ni 100
Mourinhos lo pueden ocultar, por eso el tope es fundamental para elevar la
moral de los merengues y hacerlos pasar por encima de sus diferencias
personales, porque hasta en Cuba, donde el fútbol sigue dormido, se sabe que es
un deporte de EQUIPO y de nada valen los egos excesivamente inflados. De eso el
Madrid debía tener aprendida la lección hace ya una década, pero los
Florentinos no creen en esas cosas y total, ¿para qué?, si en definitiva para
resolverlo todo ahí está la billetera.
En fin,
alistémonos para otro Superclásico, a ver de qué está hecho realmente este
Madrid.
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