¿Vamos o no a la Serie del Caribe?

Por Lemay Padrón Oliveros

Dentro de unas horas La Habana pudiera volver a ser noticia en el mundo del béisbol si en definitiva se anuncia el añorado regreso de Cuba a la Serie del Caribe. Añorado tanto por los organizadores de la lid, venida a menos, como de los fanáticos del deporte en la Isla, que ven al certamen como una insoslayable, barata y provechosa oportunidad de fogueo.

Dos elementos fundamentales conspiran para el retorno de la mayor de las Antillas a estos clásicos. En primer lugar, su fecha de realización, que coincide con nuestra Serie Nacional. Sin embargo, ya para el II Clásico Mundial se detuvo el campeonato, incluso más de lo previsto porque incluyó un entrenamiento quizás innecesario para la Serie del Caribe, y no pasó nada.

Si se hizo ya una vez y todo siguió normalmente, no sé por qué no podría hacerse de nuevo, con el objetivo de aprovechar esta oportunidad. A esto pudiera contribuir el futuro formato de la Nacional, para la cual muchos pedimos una segunda vuelta o Selectiva donde jueguen solamente los equipos más potentes reforzados con peloteros de calidad de los eliminados.

Entramos entonces al segundo aspecto: la posibilidad de jugar en Cuba. Por el contexto socio-económico y político cubano los organizadores no sacarían los dividendos esperados en metálico con una celebración aquí. Bueno, quizás ese es el precio a pagar por revitalizar el torneo caribeño, porque nadie puede negar que está en bancarrota. Dicen que irá Surcorea a la edición de Hermosillo, México, en 2013, pero a quienes quieren ver los aficionados es a Cuba, eso no lo dude nadie.

Para recuperar atractivo la Serie pretende estrenar un nuevo formato, con dos semifinales y una final, a diferencia del método tradicional, con el cual en numerosas ocasiones el campeón se sabía por adelantado. Esto demuestra que los encargados de prepararla están conscientes de la necesidad de cambiar.

Otro aspecto a negociar pudiera ser la conformación del equipo. Normalmente asiste el campeón, pero quizás a nuestros federativos les conviene más que se fogueen quienes nos representarán en certámenes de mayor envergadura. A lo mejor es positivo proponer al ganador del Juego de las Estrellas, no sé. Eso se puede negociar, y si hay voluntad de ambas partes es posible llegar a un acuerdo.
Ante la escasez de torneos, ya sin Juegos Olímpicos a la vista y con el Clásico (cada cuatro años) como única lid de envergadura, nuestros peloteros no pueden darse el lujo de seguir apostando solamente a un entrenamiento de rigor para recuperar el terreno perdido. Es imperativo jugar más, y la Serie del Caribe se pinta sola como una opción válida.