Por Lemay Padrón Oliveros
Son los casos de los principales representantes de las vallas en estos momentos en el planeta: el cubano Dayron Robles y el chino Liu Xiang, quienes por su rivalidad se han convertido en protagonistas de cualquier mitin atlético en el cual coincidan.
Claro, están los Usain Bolt, Elena Isinbayeva o Kenenisa Bekele, pero ellos son prácticamente imbatibles y poco importa a quién les pongan delante, que se lo llevan como una tromba.
No sucede igual en las vallas cortas, pues tanto el caribeño como el asiático se han repartido el protagonismo en el último cuatrienio, un poco más el nuestro por las lesiones de su rival, pero las cosas han cambiado en los últimos meses.
Estoy seguro de que un gran por ciento de quienes lean estas líneas ni siquiera recordarán el nombre del campeón mundial de Daegu-2011, pero sí guardarán en sus retinas los roces entre Dayron y Xiang en las últimas vallas.
Es que se trata de dos atletas extraclase, de esos que muy pocas veces en la historia logran coincidir en tiempo y espacio. Además, los une la humildad y el sacrificio en pos de obtener la gloria, algo también escaseante en este mundillo de trapo y lentejuelas.
Por eso se han robado los titulares en este inicio de año, con un triunfo para cada uno, aunque, confieso personalmente, sin la presencia del chino en la final, el del nuestro recientemente en Estocolmo no me sabe igual.
Pero son disquisiciones muy particulares, lo cierto es que ellos dos son capaces hoy por hoy de llenar estadios con su sola presencia, y hace más de una década no disfrutábamos de ese pequeño orgullo, desde el retiro de Javier Sotomayor.
El título que se avecina: el del Campeonato Mundial bajo techo de Estambul, no es el más codiciado ni mucho menos en esta temporada, pero les servirá para seguir elevando las temperaturas de cara a Londres: donde de verdad sacarán chispas aunque insistan en ser amigos fuera de los estadios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario